“Mi madre siempre decía que todo lo bueno a nivel artístico habla del amor. Las míticas películas que se reponen, las obras eternas que se representan una y otra vez en teatro y hasta los libros épicos que se releen durante lustros y lustros. Todos tienen en común el amor o la pérdida de ese amor.”
— “Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo” - Albert Espinosa.
“Es querer y no encontrar el cuerpo; es llorar y no saber por quién se llora; es suspirar por alguien que uno sabe que no se merece los suspiros. Es una herida abierta que mana sin parar un hilito de sangre, y no hay nadie, nadie en el mundo, que traiga los algodones, las vendas o el precioso terrón de nieve.”
— Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, Federico García Lorca.
“GEDATSU”
Conocer el camino es conocerse a sí mismo.
Conocerse a sí mismo es olvidarse de sí mismo.
Olvidarse de sí mismo es liberar al verdadero ser de la prisión del ego.
La palabra japonesa gedatsu -liberación- está compuesta de dos caracteres: “estar suelto” y “escaparse”; significa, literalmente salir del cautiverio, estar libre.
DOGEN
Illustration to Dante’s Divine Comedy, Hell, William Blake
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“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante”
— Oscar Wilde, Vera o los nihilistas
Brujería: Conjunto de prácticas habilidosas que consisten en la manipulación ritualística o ceremoniosa de diversas ilusiones y símbolos con el fin de evocar y (hasta cierto punto) controlar sentimientos, sensaciones, ideas y pensamientos en otras personas, estableciendo así una relación de poder entre el individuo que ejerce dichas prácticas y las personas que son objeto de las mismas.
Este conjunto de prácticas abarca una gran variedad de habilidades y la noción de “manipulación de la ilusión” es central en este concepto de brujería. De este modo, la brujería se entiende de un modo amplio y no solo se restringe a las prácticas tradicionalmente asociadas a ella (como tirar las cartas o jugar con símbolos paganos), sino que incluye también actividades y técnicas como la oratoria, la pintura, la música, la literatura, la artesanía, la legislación, la lectura y el estudio, la ejercitación matematica, la preparación de infusiones como té, café o mate, la cocina, la danza, el teatro, la preparación y el acto de fumar pipas de tabaco, los juegos con burbujas, juguetes o ilusiones de prestidigitación, la contemplación astronómica, la jardinería, el arte de contar cuentos orales y un largo etcétera. Se trata de actividades que incluyen pasos ritualísticos y ceremoniosos y la manipulación de un conjunto de elementos simbólicos.
En grandes sistemas filosóficos como la cosmovisión hindú, el gnosticismo o la filosofía platónica se sostiene que la realidad es un velo ilusorio y simbólico, el velo de Maya, la danza de Shiva, el sueño de Brahma, la Matrix. Todos los elementos que somos parte de esta realidad, de este universo que percibimos con los sentidos, somos formas cambiantes, manifestaciones temporales del ser eterno e intemporal. La brujería consiste entonces en jugar habilidosamente con esas formas, con los elementos de la realidad simbólica, manipular la ilusión del mundo. El carácter ritualístico y ceremonioso de la brujería es fundamental, su objetivo es otorgarle una relevancia única al momento en que se realiza el “acto mágico”, en ese momento todas las personas participantes deben estar presentes en el aquí y ahora, la mente no puede estar en otro lado. Solo cuando se está realmente presente es posible manipular los símbolos, la ilusión del mundo, por eso todos los gobiernos y grandes empresas tienen un área de brujería ritualística especial llamada “ceremonial y protocolo”.
Aquellas personas que juegan y manipulan habilidosamente las formas manifiestas, los símbolos, para evocar sentimientos, sensaciones, ideas y pensamientos (que son también formas) en otras personas y que crean una estructura de poder asociada a dicha práctica ceremoniosa, son brujos. Los hechiceros nunca desaparecieron, al día de hoy, en pleno siglo XXI, los alquimistas, magos y brujas son las personas que saben manipular la ilusión del mundo (sea a través de ilusiones ficticias como la palabra, los números, el dinero o el cine) para configurar estructuras de poder a nivel personal y/o colectivo con distintas finalidades.
Una de las mayores ilusiones creadas por expertos brujos de nuestra época es el dinero, más específicamente el dólar. Su valor está respaldado por nada más que la fe de todo el mundo en que el dólar tiene un valor intrínseco. Por eso se llama moneda fiduiciaria: “la fe mueve montañas”. Los Estados-Nación también son ilusiones creadas y sostenidas por magos expertos en la brujería de la palabra, la religión civil nacional y la ley humana. Cotidianamente, los brujos modernos que llamamos abogados realizan todo tipo de sortilegios, pronuncian y escriben palabras sagradas mágicas, invocan leyes escritas y predicen cómo actuará el poder político en el futuro en base a las normativas que ellos, por arte de magia, acaban de establecer. Al igual que en las antiguas civilizaciones y tribus, los legisladores y jueces modernos son grandes sacerdotes intérpretes y ejecutores de la ley sagrada.
Al contrario de como nos quisieron hacer creer, la magia nunca desapareció del mundo. Siempre estuvo ahí y es la brujería la que controla y transforma el mundo constantemente.
“Mientras lo contemplaba recordaba tu dulce sonrisa y lo que me haces sentir cuando me sonríes de lejos en todos nuestros encuentros y esa sonrisa que me dedicas en el intermedio de nuestros besos… Aquella luna que se poso en el cielo no mas a las 5 pm, quizá esa luna lo que pretendía era que recordara tus ojos, aquellos ojos que cuando me miran caigo y vuelvo a levantarme en un instante, gire un poco mi cabeza y pude notar la punta de la montaña ella desde allá me decía lo alto que puedo llegar contigo, ahora bien me fije en el cielo y no le encontraba un fin… ¿Acaso el deseaba decirme que este amor es infinito? Que entre más caminemos y caminemos de la mano lo único que encontraremos es el precioso atardecer, aquel atardecer que cada día varia y nos ofrece distintos colores, eso hiciste tu cuando llegaste a mi vida … llenaste mi vida de colores, me estremeció un dulce viento, un viento que me susurraba al oído que contigo he respirado amor y más que amor, junto con el lo acompañaba una suave brisa que logro humedecer un poco mi piel, en ese momento recordé tus delicadas caricias, las yemas de tus dedos recorriendo cada rincón de mi cuerpo, los pequeños besos y mordiscos que me dibujas en la espalda que logran humedecer mi alma, ya oscureciendo vi como el celeste del cielo se iba desvaneciendo de a poco acompañado de miles de nubes que estaban ahí tranquilas esperando que cayera la noche, recordé nuestros sueños, aspiraciones y un futuro que hoy escribimos juntos. …y si hoy sentí que el cielo eras TU. “
- Anny Juliana.
“Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida.”
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De mi teatro tragedia.
Yo soy escritor, todo el mundo lo sabe.
Aunque algunos me confunden y me tildan de hipócrita, presuntuoso y violento.
Incluso de soñador me han calificado pero la verdad es que las personas me visitan por curiosidad, por intriga, por desconcierto.
Entran – casi siempre de noche – al recinto y, al verme sentado en el escenario , se ríen, se dan cuenta de que existo.
Incluso creo que me comprenden, como si ese par de miradas creara un lazo entre nosotros; una especie de relación depredador-presa.
La pálida luz del teatro, los ventanales que reflejan todo, la mucha mucha gente y yo ahí, iluminado por mi lamparita… no sé, es tierno, singular, casi romántico.
En mi escritorio de plástico, con mi cuaderno y mi lápiz plásticos, muestro mi rostro de plástico –con sus pestañas plásticas –a mis seguidores y detractores (que al final son los mismo con diferencia de que a unos les falta valentía).
A veces hasta siento pena de no poder hablarles, de no poder decirles cuánto me importan. Pero bueno, ellos saben que soy escritor, y excéntrico, sumamente difuso, y encima solo, así que me comprenden.
De hecho, por eso me compran… aunque poco, bastante poco.
Bueno… cada cierto tiempo alguien se apiada y compra un poema. Al menos eso me piden, un libro, un ensayo o un poema. Sin embargo, yo les vendo mariposas de papel , o gorriones de origami, los cuales ellos rechazan amargamente.
Contando esas, son pocas las ocasiones en las que se acercan, pero normalmente miran de lejos. Saben lo que soy pero les intereso a la distancia, sólo a través del ventanal de la vitrina, del portón y de las plateas doradas.
Sí, es triste, y más lo es conformarse con eso: asumir que puedo vivir de exponerme y de uno o dos versos al día.
Y es que la vida del artista es dura, tan dura. Sólo soy feliz cuando alguien nota mi angustia, cuando me encuentro bajo su reflector, entonces mi corazón se inunda de emoción, traigo mi bastón de tinta y comienzo a escribirles enérgicamente, mas después se van, y entonces lloro hasta que alguien aparece otra vez y me ve llorando de nuevo. Ahí levanto la mirada, al notar que observan mis lágrimas lloro un poco más para sentirme bien, luego paro: se marchan, y así sucesivamente…pero siempre iluminado por mi lamparita.
Soy tan escritor que a veces ni yo me reconozco; un hombre de tristeza , o una tristeza de hombre. Aunque – y lo que es aún más fatal – pocos me reconocen como soy. Omiten con recelo que soy escritor sólo cuando escribo, el resto del tiempo soy un humano, con pasiones peculiares, malos hábitos como el de extrañar y alegrías que de vez en cuando se derraman de mis venas.
No saben que detrás del telón, cuando incluso los sin rumbo y los bohemios han abandonado el teatro, este escritor se baja de la tarima, se quita la armadura de papel, exhausto. Limpia sus pestañas de esos relámpagos acumulados durante el día y suspira.
Entonces enciende el tornamesa y se recuesta en los tablones, y sueña sumido en esa oscuridad total.
Así hasta el día siguiente, donde el sujeto madruga para subir al tejado a esperar con ansias el despertar de la gris ciudad.
Después toma exactamente tres vasos de esperanza en la mañana, limpia algunas sobras de sarcasmo que dejó el público anoche y abre el teatro de nuevo.
Tristes los que se venden por tan poco.
– ¿Alguien desea boletos para la función de esta noche? –