Training

Anyone Under A Cowboy Hat

Anyone who looks good under a cowboy hat is harvestable as a rule of mine. When I found this sexy man at a western bar, I knew I found my next target. I loved everything about his face from his mustache to his blue eyes. I wanted to call them my own. He didn’t notice me walking up behind him as he approached his pick up truck. He felt like a pile of empty meat. Now he can be worn like a skin suit. I feel so satisfied in the skin. I think I’m gonna wear this cowboy quite often.

Anyone wants to talk about body swaping or skin suits? Hit me at my dm!!

Austin's Chronicles: Posesión-X

ADVERTENCIA DE CONTENIDO: Esta historia incluye temáticas de transformación y control de cuerpos con un enfoque sugerente. Si este tipo de narrativa no es de tu agrado o no cumples con la edad recomendada, te sugerimos no continuar. Todas las imágenes utilizadas (si las hay) pertenecen a sus respectivos dueños. No reclamo ninguna autoría sobre ellas y solo se usan con fines ilustrativos.

Si decides seguir adelante, bienvenido a Possessed Desires, donde la mente y el cuerpo nunca están completamente bajo tu control.

Está es la primera historia de una serie de relatos llamados: Austin's Chronicles: Morphosis Heroes. Espero les guste, es sin duda algo que me emociona compartir con ustedes y empezar a trabajar en ello.

Austin's Chronicles: X-Possesion (Versión Español)

Austin era un chico con bastantes problemas en la academia Xavier, un inadaptado social que aún no conocía su poder. Cerebro lo había detectado desde hace meses como mutante pero no había aparecido rastro alguno de su mutación en todo ese tiempo.

Los demás estudiantes lo tomaban como un caso perdido y los maestros a veces le daban ciertos ánimos de no perder la esperanza, pero eso sólo lograba desesperar más al chico.

— Tranquilo – El profesor Scott le dijo tranquilamente al adolescente. Eran los únicos con aquella aula – Tu poder llegara tarde o temprano.

— Se está haciendo más tarde que temprano.

Murmuró el chico, flacucho. Todo un enclenque y sin nada de músculo.

— Debes de ser paciente, Austin.

— ¿¡Y de que me sirve ser paciente!? ¡Sólo veo como los demás se burlan de mí, como no encajo y me molestan! ¿¡Eso es ser paciente!?

El chico explotó en furia contra su profesor.

— Austin – Ciclope dijo en tono autoritario – Ya basta. Debes de ser más paciente, debes de...

— ¡No! ¡Ya estoy harto!

Y entonces pasó. Como una especie de ola de energía, algo salió del interior del chico, una clase de energía azul que encontró su camino hasta el pecho de Ciclope. Incrustandose en él.

— ¡Ugh! ¡Austin, tienes que detener esto!

— ¡N-no sé cómo! ¡N-no lo estoy controlando!

El chico dijo en pánico, Scott se sentía más y más débil. Mientras que Austin se sentía ligero, cómo si flotara.

— Uhh... – Un gemido torpe de Ciclope sonó, su expresión se volvió tonta – Austin...

Barrió las palabras hasta que de forma extraña el chico pareció levitar y salir disparado al pecho de su profesor, desvaneciendose en él. El cuerpo musculoso, envuelto en su traje azul ajustado, se movió violentamente.

Eso duro un rato hasta que finalmente pareció detenerse, sólo quedó la respiración agitada del hombre.

— ¿Qu‐qué carajos?... – Murmuró pesadamente antes de asustarse – ¡Ah! – el héroe miró detenidamente sus manos, absorto al encontrarse con aquellos guantes amarillos – Uh... Uh... Esto está mal.

Tragó saliva. Cualquiera que hubiera visto aquella escena, hubiera pensado que Cíclope había perdido la cabeza, pero había un único detalle: Ese no era Cíclope.

Ese era Austin.

El chico se sentía aturdido en aquel cuerpo. Sus manos se dirigieron lentamente a su nuevo pecho, comenzando a masajear sus músculos.

— ¡Ah! – terminó por encontrar sus nuevos pezones.

Algo que no sabía Austin era que el cuerpo de Scott Summers era extremadamente sensible. Volvió a tocar aquella área que no hizo más que sus piernas temblaran y soltará un gemido.

Continuó con aquella exploración, una mano en su pecho y la otra bajando en sus abdominales hasta terminar en su gordo bulto.

— Uf... Profesor... – murmuró para sí mismo, aunque una sonrisa traviesa se dibujo en sus labios – ¿Te gusta verme así, Austin?

Tomó nuevamente sus pectorales entre sus manos para sopesarlos. De inmediato se colocó contra la mesa, levantando su nuevos glúteos.

— ¿O cómo lo muevo? ¿Te gusta? – dijo meneando sus nuevos glúteos gordos – Permíteme enseñarte más – con ambas manos, azotó su trasero, soltando un fuerte quejido, pegando su pelvis contra la mesa y empezando a frotarse contra esta.

Austin estaba perdido en aquellas sensaciones, jadeando fuertemente. Parecía casi ansioso, comenzó a frotar su nueva entrada con su mano.

Soltó un suspiro ante la sensación del traje metiéndose lentamente en aquella zona. El chico se sentía como en la gloria mientras disfrutaba del cuerpo de Cíclope.

Flexionó sus nuevos brazos, totalmente emocionado al ver cómo se marcaban sus nuevos músculos por la tela azul, tensandose.

— Mfh. Veamos cómo huelo... – murmuró para meter su nariz en su axila, soltando un jadeo ante el hedor. Comenzando a oler como loco.

Ya no quedaba nada del respetable y heroico Cyclops, sólo un chico con hormonas a tope al mando.

Sin poderse contener más. El chico tomó con fuerza la parte frontal del traje, rasgandolo por completo para dejar expuesto su grande pecho y abdominales.

— Esto está estorbando...

Murmuró, deslizando más la tela hasta romper la parte del pantalón, dejando su nueva masculinidad a la vista.

El chico continuó atendiendose como loco, cómo si no hubiera un mañana.

Siendo un lío, entre tratar de tocar su pecho, explorarse, olerse o simplemente dejar correr su saliva por su nueva barbilla cómo si tuviera las neuronas fritas.

— ¡Ah, ah! ¡Soy Scott Summers y quiero que me controlen! ¡Ah!

Estaba frotándose su entrada, disfrutando de la sensación del guante contra sí. Hasta que escuchó el tronar de la puerta del salón, lento.

— ¿Profesor?...

Continuará.

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Espero que hayas disfrutado esta historia tanto como yo disfruté escribiéndola. Si te gustó, no olvides darle follow y compartirla para que más gente la descubra.

Siempre estoy abierto a sugerencias e ideas, así que si tienes alguna fantasía o escenario en mente, déjamelo saber en los comentarios o en mensajes.

Está es la primera historia de "Austin's Chronicles", si les gustó, déjenmelo saber en los comentarios, igual si tienen sugerencias de algunos héroes bajo el control de Austin.

Nos vemos en la próxima historia… ¿Quién sabe qué cuerpo ocuparás esta vez?

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The Academic Successor

Professor Harold Whitaker had long surpassed the boundaries of academia, delving into the arcane, forbidden arts that lay hidden in the forgotten tomes of the university’s basement. It was in one such text, a brittle manuscript bound in skin, that he discovered the secrets of astral projection and possession. In his failing years, his once-sharp mind now dulled by age, Harold had grown resentful of his waning physical strength and the relentless march of time that no man could outrun. But knowledge, he realized, offered a loophole.

Andrew was the professor’s favourite student, young, strong, and full of potential. A quiet, disciplined athlete, he excelled in both his studies and in his physical pursuits, the perfect vessel for Harold’s ambitions. The old professor’s plan had taken years to refine, every detail, every nuance of the incantation memorized and practiced in the stillness of his secluded study.

One night, when the moon hung heavy and full in the sky, Harold began the ritual. His ancient, brittle body collapsed on the dusty floor as his spirit tore free from its cage of flesh. The sensation was exhilarating—his soul no longer confined, free to roam the ether. He soared over the city, the dormitories, the sleeping students, until he found Andrew.

The boy slept soundly, oblivious to the force that hovered above him, a darkness that seeped through the walls of his consciousness. Harold waited, savoring the moment before he surged forward, flooding Andrew’s mind, his essence intertwining with the young man’s. There was a brief struggle, Andrew’s subconscious thrashing like a trapped animal, but Harold was relentless, pressing, squeezing, until finally, the resistance ebbed away.

When Andrew opened his eyes, it was Harold who looked out through them. He felt the strength in Andrew’s limbs, the taut muscles beneath smooth skin, the youth and vitality that had been lost to him for decades. He reveled in it, stretching, flexing his fingers, relishing the sensation of power coursing through this new body.

There was a moment of heady triumph, and then Harold—now Andrew—moved to the mirror. He took in the reflection: the boyish, chiseled features, the strong jawline, the eyes still glazed with the residue of sleep, but now with a sharper glint of intellect that was purely Harold’s. The sight filled him with a dark satisfaction.

He smirked at his reflection, flexing his new muscles. The reflection in the mirror was pure, raw potential—his to mold, his to control. The plan had worked. This body was his now, and with it, the promise of a second life, stronger and more virile than the last.

In a moment of vanity, Harold—Andrew—grabbed his phone, feeling the slick, cool glass in his hand, so unlike the heavy tomes and crumbling parchment he had been accustomed to. It was almost too easy, taking this body, this life, and making it his own. He raised the phone, aiming it at the mirror, at the image of youth and masculinity that now belonged to him. With a smirk, he captured the moment—a memento of his triumph over death, over time, over the constraints of his feeble, aging body.

He marveled at the picture on the screen. Andrew’s eyes—now his eyes—glinted with a knowing arrogance, a touch of mockery. The way he stood, arms behind his head, a casual display of power, was all Harold. He admired the sleek blue briefs, the way they hugged the boy’s—his—thighs, the powerful line of his legs, the way they showed off the musculature he had long envied.

Satisfied, he dropped the phone on the bed and stepped back to admire himself in the mirror once more. This was his body now. He ran a hand down his chest, over the tattoo—Andrew’s tattoo—and smiled, knowing the boy was screaming somewhere deep inside, unable to take back what had been so easily taken from him. Harold savored that thought, the helplessness of it all, as he flexed once more, feeling the power of his new flesh.

His gaze drifted down to the bulge in the blue briefs, the outline unmistakable, thick and substantial. A low, almost amused chuckle rumbled in his chest as he traced the outline with his fingers, the sensation both familiar and entirely new.

“Well, well, Andrew,” he murmured, the words dripping with both mockery and admiration. “You’ve been hiding quite the beast, haven’t you?”

He let his fingers linger, tracing the thick curve, feeling the warmth beneath the fabric. The way it responded to his touch was intoxicating, a powerful reminder of the youth, the virility he had reclaimed. Harold’s grin widened, more wicked now, as he watched his reflection, reveling in the mixture of Andrew’s athletic build and his own dark, twisted intellect.

“How did you manage to keep this under wraps?” he teased, his voice a low purr, dripping with false surprise. “I had no idea you were packing such a weapon.”

He gave a soft squeeze, feeling the heft, the undeniable presence. It was exhilarating, this new power, this potent masculinity that was his to command. Harold reveled in the irony, how this shy, disciplined boy had hidden something so primal, so raw, beneath that reserved exterior.

“You’ve been keeping secrets under those books and papers, Andrew,” he whispered to his reflection, his fingers tracing the shape again, more deliberately this time. “But don’t worry, I’ll make sure it gets the attention it deserves.”

Harold’s eyes remained fixed on the reflection, the intensity of his gaze unyielding. The sight of Andrew’s body under his control, every muscle responding to his touch, sent a shiver of dark satisfaction down his spine. He watched the reflection with an almost obsessive focus, the way the chest rose and fell with each breath, how the abs tightened under the press of his hand.

He increased the pressure, his strokes becoming more deliberate, more intense. The fabric of the briefs stretched, outlining every inch of the hardness beneath. The sensation was overwhelming, a heady mix of power and pleasure that surged through him like a current, making his breath hitch.

His other hand roamed upwards, gliding over the sculpted contours of his chest, feeling the solid weight of muscle, the way the pectorals tensed under his fingertips. He traced the line of his abs, each ridge defined, sharp under the skin, the core of an athlete. It was intoxicating, the sheer physicality of it, the realization that this strength, this vitality, was all his now.

His hand slid lower, tracing the tight ridges of the abs, feeling the power coiled in the core, the promise of force and control. The intensity of his strokes increased, the friction sending jolts of pleasure through his new body. His eyes never wavered from the mirror, locked on the sight of his—Andrew’s—body responding to his every whim.

He could see the veins standing out on the forearm, the muscles flexing in response to the movement, the way the chest heaved as the pleasure built. It was all so perfectly aligned, the physical power of youth combined with the ruthless intellect of a man who had mastered the forbidden.

“Look at you,” Harold whispered to the reflection, his voice thick with both admiration and lust. “You were great as a student. But now… now you’re perfect... I’m perfect.”

The hand on his chest traced the sharp lines of his collarbone before sliding back down to meet the other, both hands now working in unison, increasing the intensity, feeding the growing heat that spread through his new body. His breath came faster, more ragged, the anticipation building with each stroke, each touch.

Goddamn, Andrew,” he whispered, his tone dark with both awe and twisted humor. “You’ve been sitting on this and pretending to be the quiet, unassuming student all this time?”

He squeezed again, feeling it throb in response, the fabric straining. There was a surge of triumph in Harold’s chest, a sick pleasure in knowing this was his now—his to explore, his to use. His eyes narrowed as they flicked back to the mirror, catching the incongruity of the reflection.

The thick, strong frame, the athletic build, the powerful presence, all undermined by one glaring detail: Harold’s old glasses perched on Andrew’s nose. It was a clash of identities, the young man’s face paired with the unmistakable mark of an aging scholar.

He snorted, unable to hold back the laugh that bubbled up. “Look at you, Andrew,” he chuckled, shaking his head as he continued to stroke. “A beast between the legs, and you still manage to look like a damn dork with these things on.”

With a deft movement, he pulled the glasses off, tossing them carelessly onto the bed. Without them, the reflection sharpened, Andrew’s features fully realized, leaving only this powerful, youthful body in its wake.

“Much better,” Harold murmured, admiring the image now, his hand still working through the fabric, slow and purposeful. “Now you look like what you really are, Andrew—a wolf in sheep’s clothing. And I’m going to enjoy every second of being inside this skin.”

Harold’s eyes blazed with possession, a dark hunger as he watched the reflection, every muscle in the young body straining, responding to the relentless pace he set. He could feel the power, the potential, the sheer force of what he had claimed, and it thrilled him to his core.

This was what he had worked for, what he had sacrificed for—this body, this life, this control. And as he pushed himself closer to the edge, he knew one thing with absolute certainty: he had no intention of ever letting it go.

Cambios del destino: Joaquín

ADVERTENCIA DE CONTENIDO: Esta historia incluye temáticas de transformación y control de cuerpos con un enfoque sugerente. Si este tipo de narrativa no es de tu agrado o no cumples con la edad recomendada, te sugerimos no continuar.

Todas las imágenes utilizadas (si las hay) pertenecen a sus respectivos dueños. No reclamo ninguna autoría sobre ellas y solo se usan con fines ilustrativos.

Nunca me imaginé llegar a tener este poder. Si alguien me hubiera dicho que mis palabras, mis pensamientos, e incluso mis dudas, podían torcer la realidad como ramas en una tormenta le habría soltado una carcajada incrédula. Pero aquí estoy, confundido, intimidado, feliz, contemplando como un muchacho que anteriormente tenía una lúgubre mirada apagada ahora se yergue con una cruel fuerza que antes no poseía. Sé que con esto que les digo probablemente estén llenos de dudas, algunos tal vez hasta piensen que estoy loco, y no los culpo de que así sea, pero para entenderlo mejor les contaré cómo empezó todo...

Él es Joaquin, un chico bonachón de veintitantos años que conocí hace muchos ayeres cuando íbamos juntos en la secundaria. Puedo decir que en esos tiempos era alguien algo torpe y descoordinado, no destacaba mucho del resto en realidad, exceptuando porque tenía una apariencia algo... descuidada. Tenía una cara redonda llena de acné con una figura algo robusta, se le veía un abdomen flácido y unos brazos no tan trabajados que resaltaban por su ajustado uniforme, su cabello negro siempre se veía grasoso y su cara sudada, sin mencionar que siempre iba algo sucio, resultado de trabajar todos los días en el negocio de su familia.

Vivía sólo con su papá, me enteré por rumores que su mamá los había abandonado cuando era niño, y juntos atendían felizmente una pequeña taquería al centro de la ciudad, o en todo caso así fue hasta poco después de su decimocuarto cumpleaños cuando su padre murió de un ataque al corazón, él abandonó la escuela a los pocos días y no lo había vuelto a ver hasta hace una semana.

Me lo encontré cuando venía saliendo del trabajo y debo decir que no había cambiado mucho, seguía con la misma pinta sucia y descuidada que lo caracterizaba aunque sin un acné tan marcado, y claro ahora era más alto y gordo, puedo decir que no medía más de 1.65 y pesaba alrededor de 150 kilos, pero fuera de eso se veía igual. Se acercó para saludarme y me invitó a tomar algo para ponernos al día, iba a rechazar su oferta cuando volteé a ver sus ojos y ví una mirada tan apagada y triste que me hizo aceptar por lástima.

Ya en el bar me contó cómo después de la muerte de su padre se fue a vivir con su abuela, una persona que sólo puedo describir como fría y cruel, quien no perdía oportunidad de humillarlo y sobajarlo, además de forzarlo a trabajar día y noche para sustentar la casa. Me comentó como cuando cumplió los 18 escapó de allí y regresó para intentar recuperar el local de su padre, lugar que sabía ahora era administrado por un extranjero chino y su hijo fifí, y como hasta apenas hace un año logró reabrir el negocio motivado por las últimas palabras de su padre "Recuerda siempre esto hijo, debes trabajar duro para convertirte en todo un hombre de bien".

Pasó el tiempo y para cuando cayó la noche ya estábamos entonados con unas cervezas, seguiamos hablando cuando, de la nada, empezó a sollozar y me dijo intentando contener las lágrimas como la gente lo veía extraño desde que regresó, de como murmuraban sobre él, sobre cómo se veía, sobre cómo se vestía, y me dijo como no entendía porque les importaba tanto cuando a él no le importaba mucho ser así. No pude evitar sentirme incómodo.

También me confesó como a veces le gustaría ser más fuerte como su padre hubiera querido, y como lo único que le importaba a él es ser "una persona gentil y amable"; aunque tal parece que la amabilidad que él tenía llegaba a perjudicar, solía dar tacos gratis a personas que decían no tener dinero para pagarlos diciendo que otro día lo harían, "hoy por mí, mañana por tí" le decían, obviamente mintiendo y aprovechándose de su confianza. Esperadamente esto le había pasado factura, no le alcanzaba el dinero para pagarle al dueño del local en el que estaba su puesto de tacos. Cuando se calmó un poco pagamos la cuenta y nos retiramos, yo lo llevé a su casa y luego regresé a la mía para recostarme y procesar un poco todo lo que había ocurrido.

Pasaban las horas y ahí estaba yo, acostado en mi cama, abrumado mirando al techo con la luz tenue que entraba de la calle a mi cuarto por la ventana, ansioso por la historia que acababa de escuchar. ¿Debí haber dicho algo para hacerlo sentir mejor? ¿Cómo podría ayudarlo? ¿Era mala persona por no haber querido acompañarlo en primera instancia?; miles de preguntas inundaban mi cabeza, realmente me sentía mal por él y una parte de mí quería ayudarlo aunque no sabía cómo.

Pasaron los minutos, miraba el techo a la ventana y de vuelta intentando encontrar una respuesta cuando la ví, una estrella fugaz alumbrado en el cielo, y sin pensarlo dos veces dije "cómo desearía tener el poder para ayudarlo". De pronto me empecé a marear y a ver destellos de luz que salían desde el cielo, parecía un espectáculo resplandeciente de fuegos artificiales que al verlos sólo me daban dolor de cabeza, intenté arrastrarme al teléfono para pedir ayuda pero el dolor empeoraba segundo a segundo, caí desmayado.

Desperté de golpe a la mañana siguiente cuando sonó el despertador sintiéndome extrañamente mejor, diferente pero no diferente malo, y sin darme cuenta al ver la hora ya se me hacía tarde así que salí corriendo hacia el trabajo. Me vestí lo más rápido que pude, agarré las llaves del carro y fuí disparado al trabajo, ya en el carro me dí cuenta que Joaquín había dejado su cartera en el asiento anoche que lo llevé, "se la llevó en la tarde que salga" pensé y así me fuí a trabajar. Llegó la tarde y salí del trabajo, durante el día todo parecío ordinario pero se sentía incómodamente extraño, como sí pudiera ver o sentir cosas que antes no, aún así ignoré el sentimiento y me dirigí a dónde estaba el viejo local de tacos de Joaquín.

Mientras me acercaba lo ví ocupado, entretenido contado dinero cuando lo alcance a escuchar decir:

— “Tres mil cuatrocientos noventa y nueve, y tres mil quinientos. ¡Vale verga! ¡No me llega la puta lana para pagarle al dueño y pa'terminarla de cagar pierdo la cartera!”

Sólo podía ver en su cara un seño de frustración y concentración, sintiendo cada vez más lástima por aquella figura deprimente que estaba frente a mí. Me acercaba cada vez más pero él parecía ignorar mi presencia, cuando de pronto lo oí exclamar irritado:

— “Me hace falta más dinero, ¡AGHH!, Debería haber cobrado a esos culeros que no me pagan.”

Llegué al fin al puesto y me acerqué para saludarlo, —“¡Que onda Joaco!, ¿Cómo te va?”- le dije intentando alivianar su frustración, alzó la mirada y cambió a una cara más alegre intentando enmascarar el enojo que tenía.

— “Hola... Pues ahí ya ves, perdí mi cartera y aún algo crudo de ayer, y pss ando viendo que me falta un chingo para pagarle al dueño del local. Pero bueno, ¿Tú qué tal?”

Apenas tuve tiempo de decirle que yo tenía su cartera cuando inesperadamente sonó una voz grave y burlona que venía de atrás, provenía de un carro bien arreglado y lujoso que se dirigía a nuestra dirección.

— “¡HEY, BOLA DE GRASA, TE ESTOY HABLANDO!”-

Volvió a decir la voz del auto, que en esta ocasión se estaba estacionando frente al local. Del auto salieron primero dos escoltas, altas, intimidantes, lo que esperarías de un guardia; poco después salió un joven bien arreglado más o menos de la misma edad de Joaquín, sin embargo, se podía notar que este era su completo opuesto. Era un hombre de 1.80, atlético, con una piel pristina aperlada y un cabello azabache sedoso y estilizado, se veía que cuidaba mucho su dieta y le gustaba vestir bien.

Él era Santiago, el actual dueño de los locales y de una fructífera empresa de moda, resulta que heredó todo eso de su padre, el magnate chino, quien había fallecido hace dos meses. Había venido como cada mes a cobrar la renta del mes del local, sólo que extrañamente podía sentir algo más viniendo de él, algo siniestro podría decirse. Caminó hacia donde estábamos nosotros, y volvió a gritar:

— “OYE, PINCHE MARMOTA OBESA, ⸘NO ME ESCUCHABAS COMO TE ESTABA GRITANDO DESDE EL AUTO‽”

— “H-Hola, Don Santi”- decía tartamudeando Joaquín, no lo aparentaba en la cara pero se notaba aterrado por aquel imponente porte de aquel hombre.

Ya en el puesto el joven sólo procedió a barrerme con la mirada, suspiro, se arregló la camisa y con un tono calmado, frío e intimidante empezó a hablar con Joaquín.

— “Hola, señor Joaquín, ya le dije que no me llame "Santi" mi nombre es Santiago. Y por favor no esté tartamudeando, no me haga perder mi tiempo.”- dijo mientras se denotaba una expresión firme de superioridad en su cara.

— “S-Sí, disculpe”- respondió Joaquín mientras cambiaba su mirada al suelo, como un niño regañado por su madre.

—“Bueno, como ya debes saber, estamos en ese día del mes en el que vengo a cobrar el pago por el local, así que necesito que me des el dinero ahora para retirarme lo antes posible de este mugrero que llamas restaurante”

—“E-eh... ¿No quiere comerse unos tacos antes...?”- preguntó Joaquín nervioso, intentando claramente cambiar la conversación y distraer al jóven.

—“Por favor no me ofrezca tan grotesco "manjar", no se lo daría ni a mis perros”- dijo burlescamente Santiago mientras cambiaba su expresión a una más firme, intimidante, dirigiendo la mirada con más fuerza a Joaquín. —“Yo solo vengo por el dinero, así que dámelo ¡AHORA!”-

—“Este... Re-resulta que no lo tengo completo... Le ha ido mal al negocio y me preguntaba si me podría dar por lo menos una semanita más para juntar el dinero...”- dijo Joaquín entre risas nerviosas mientras miraba al suelo y jugaba con su delantal, al mirarlo sólo podía pensar en como parecía un niño pequeño asustado y nervioso intentando evitar el castigo de sus padres.

Al escuchar esto Santiago dejó su expresión estoica por una de ira, procedió a chasquear los dedos y se acercaron aún más sus escoltas a dónde estaban ellos dos, no sin antes sacarme del lugar. En el aire se empezó a sentir un ambiente demasiado tenso, y de pronto habló con una voz firme pero burlona:

—“¡Pfft!, no me hagas reír”- dijo soltando una clara risa burlona, para cambiar repentinamente a un tono amenazante mientras los guardaespaldas lo agarraban de manera violenta.

—“Mira pedazo de manteca mal cocinada, mi padre por alguna razón que no entiendo te tenía una lastima increíble, te dejó el alquiler de este lugar un precio ridículamente bajo, ¿y aún así no me va a pagar? Ni creas que le voy a dar otro segundo más a alguien tan asqueroso, feo e inútil como tú, así que o me das mi dinero en este momento o mañana temprano vamos a venir a tirar todo tu chiquero a la basura. Tengo planes para convertir este lugar de comida grotesca y grasosa en un negocio de comida vegana y saludable, y ni tú ni nadie me va a detener, ¿Comprendes, pedazo de ballena encallada?”

Yo sólo podía sentir mi sangre hervir al escuchar eso, "¿Cómo podía existir alguien tan cruel?, ojalá pudiera hacer algo para ayudar a Joaquín" pensaba cuando de pronto me sentí mareado otra vez, mi vista se nublaba y de repente, ¡BAM!, estaba flotando arriba de mi cuerpo, era ahora un espíritu, y podía ver unos hilos y luces que salían de todos. Parecían un ADN mezclado con unas luces de navidad, no sé, pero me sentí extrañamente atraído hacia ellas como una polilla a la luz.

Floté como pude hacia donde estaban Santiago y Joaquín, mirando todo el espectáculo de luces que había. Cuando estaba justo sobre ellos empezaron a juntarse algunas luces sobre ellos formando dos esferas rodeadas de luces pequeñas, siendo una roja brillante con detalles negro mate sobre Santiago y una amarilla con azul celeste sobre Joaquín. Sin pensarlo dos veces y sin entender qué estaba pasando agarré con mis manos las dos esferas grandes y las cambié de lugar, dejando a Joaquín con la esfera roja y a Santiago con la amarilla. Inmediatamente sentí como una fuerza me estaba succionando, sentí un jalón y regresé de nuevo a mi cuerpo para oír como se escuchaba un golpe de dentro del local, vi a los escoltas sacar a Santiago de ahí, metiéndole a su coche y conduciendo lejos.

Corrí dentro del local para ver qué había pasado, estaba ahí tirado Joaquín inconsciente, iba a llamar a la ambulancia cuando pensé "Sí este pendejo no tiene ni para pagar la renta de su negocio que va a estar teniendo seguro", entonces lo arrastré como pude hacia afuera, cerré el local, lo metí a mi coche y lo llevé a mi casa para cuidarlo un rato en lo que despertaba mientras seguía pensando en lo que había pasado, "¿Habré provocado eso? ¿Qué eran esas luces y esferas? ¿Habrá sido real lo que ví o sólo una alucinación o algo peor?".

Llegué a mi casa, metí a Joaquín hasta el sillón, lo acosté y empecé a ver sombras que se movían solas en la habitación, confundido decidí mejor ir a mi cama para descansar un rato que seguro sólo estaba agotado por todo lo que había sucedido.

Todo iba bien hasta que el reloj dió las 3:55 am. Algo le pasaba a Joaquín, su estómago comenzó a hacer ruido y su cuerpo comenzó a temblar, —“¡AGHHHH!”- me despertó un grito estruendoso que venía de la sala así que corrí a ver qué estaba pasando con Joaquín, y ahí fue cuando lo ví, tan pronto Joaco soltó el grito su cuerpo empezó a cambiar.

Sus pies comenzaron a crecer, se podía escuchar la tela de sus zapatos desgarrándose; su torso comenzó a estirarse dejándo ver su ombligo y estirando su camisa. Sus brazos, sus piernas, todo su cuerpo estaba creciendo como si estuviera pasando por una segunda pubertad.

—“¡AAAAAGGHH! ¡DU-DUELEGH...!”- decía quejumbroso entre gritos cuando el estiramiento llegaba a su fin y una nueva ola de cambios lo azotaba.

Empezó a retorcerse de dolor mientras sufría lo que sólo puede describirse como un calambre en cada músculo de su cuerpo, sin embargo estos se expandieron como si hubieran estado esperando ansiosamente este momento. Sus brazos se engrosaron, sus venas aparecían lentamente para hacerse más pronunciadas y visibles. Su pecho se hinchó, sus hombros se ensancharon y su camisa se tensó sobre su torso antes de romperse, incapaz de contener su nuevo tamaño. Un gemido profundo y áspero retumbó de su boca mientras salía una pronunciada manzana de Adán en su garganta.

Su cuerpo seguía estremeciéndose cuando bajé la mirada, se hacían notar abdominales duros como piedra caliente y un cinturón de Adonis que parecía cincelado por los mismos dioses. Junto con ello, sus caderas se ensancharon levemente, lo justo para acentuar el contraste con una cintura firme. Los glúteos se levantaron, redondos, fuertes, apretados, como si la gravedad no pudiera tocarlos, generando una curva poderosa que parecía invitar a ser adorada. Las piernas se alargaron, los muslos se endurecieron como columnas atléticas, tensos bajo la piel descolorida, marcada por cada fibra que ahora hablaba de fuerza, de virilidad, de deseo.

Y allí, escondido por los vestigios del pantalón que aún le quedaba, empecé a notar como su bulto se volvía más grande, se veía como un mástil de acero que crecía lentamente, levantando la poca tela que ahí tenía. Cada latido lo marcaba más, poco a poco haciendo más visible esa sombra gruesa y algo curva que se alzaba entre sus piernas, tumescente y turgido, con la piel vibrando de deseo como si respirara.

No podía dejar de admirarla, sentía que me llamaba a verla como un loco suplicando atención. Sin embargo, sabía bien que no necesitaba mirarse directamente para saber que algo había cambiado: la forma, el peso, la presencia… Se podía sentir como su virilidad estaba creciendo influenciada por una firmeza nueva y orgullosa que hasta ese momento había estado dormida.

Cuando terminó se detuvo su transformación nuevamente, estaba perplejo por lo que estaba viendo, ese chico por el que sentía lástima hasta hace poco ahora tenía un cuerpo que parecía un poema erótico. Me acerqué para revisar su estado, coloqué mi oído sobre su pecho para ver sí aún se escuchaban latidos cuando lo olí, a pesar de estar bañado en sudor febril tenía un olor algo espeso pero de fragancia dulce, casi afrodisíaco. Me distraje un momento cuando lo escuché dar un gemido de dolor, me alejé rápidamente y pude ver cómo su rostro cambiaba.

Sus facciones comenzaron a detallarse mientras desaparecía el acné de su cara. Primero fue su mandíbula. La vi tensarse como si alguien la esculpiera desde dentro, afilarse con una elegancia brutal, precisa, perfecta. Era la clase de mandíbula que uno no mira… se admira. Marcada como por el roce de la luna sobre mármol caliente.

Y luego sus labios cambiaron frente a mis ojos, parecía como si el deseo los estuviera dibujando con la yema de los dedos. Se curvaron con arrogancia, con una sensualidad suave, natural, como si supieran que podían destruirte con un solo beso. Y yo, sin entender porque, ya los imaginaba en mi piel, sin haberlos probado siquiera.

Lo seguí mirando, como si mis ojos hubieran olvidado cómo parpadear. Justo cuando creía que ya no podía volverse más perfecto… su piel comenzó a cambiar. Se fue tornando más tersa, más viva. Era como si cada célula renaciera con un suspiro de placer, liberándose del gris de la rutina para volverse cálida, acariciable, provocativa.

Ya no era pálida, ni manchada, ni opaca. Era de un tono uniforme, dorado, como acariciado por el sol justo antes del atardecer, cuando la luz ya no quema, pero calienta en el lugar exacto. Por último su cabello cayó sobre su frente, húmedo, indomable, con un descuido que parecía perfectamente planeado.

Una vez más su cuerpo cayó rendido de cansancio ante el cambio, y yo sólo sentía como mi cuerpo caía rendido ante su nuevo él también. No era sólo que se había vuelto guapo. No. Era otra cosa. Había una energía nueva en él, una presencia que envolvía, que atraía sin esfuerzo. Una belleza que no te gritaba, pero te obligaba a rendirte. Era magnético. Y yo… ya estaba cayendo.

CONTINUARÁ :P

Happy Valentine’s Day you horny people. Just picked up this bodysuit from the shop and can I say he’s now my favorite in my collection. Anyone wanna help me test him out?

Switch Up: Primer Nivel

ADVERTENCIA DE CONTENIDO: Esta historia incluye temáticas de transformación y control de cuerpos con un enfoque sugerente. Si este tipo de narrativa no es de tu agrado o no cumples con la edad recomendada, te sugerimos no continuar. Todas las imágenes utilizadas (si las hay) pertenecen a sus respectivos dueños. No reclamo ninguna autoría sobre ellas y solo se usan con fines ilustrativos.

Si decides seguir adelante, bienvenido a Possessed Desires, donde la mente y el cuerpo nunca están completamente bajo tu control.

Switch Up: Primer Nivel [ Versión Español ]

Mi nombre es Ethan, voy a terminar la preparatoria en unos meses y siento que no viví esa experiencia como tenía que hacerlo. Siempre me la pase con mis dos amigos de siempre, sin ir a fiestas, ni siquiera di mi primer beso, me la pasaba en las sombras, cómo un fantasma.

Sin nada en particular para que me recordarán, un cero a la izquierda.

Muy distinto a otros tipos de mi escuela: populares, musculosos, guapos, un éxito en las fiestas. Los envidiaba.

Quería ser uno de ellos con toda mi fuerza.

Pasar más allá de ser una sombra que se confundía con la pared de los pasillos, ser como uno de esos grandes deportistas, chicos populares, incluso aquellos con pinta de "malos" que por eso parecían ser furor.

— Esto apesta – murmuré en la biblioteca, acompañado de mis amigos: Logan y Miles.

Logan era un chico regordete, con algunos granos en su rostro y aficionado a los cómics, justo en ese momento parecía absorto de todo mientras tenía la cabeza oculta dentro de un nuevo tomo de héroes.

— ¿Estar en la biblioteca? – preguntó Miles. Delgado, pálido y con unos lentes gruesos qué hacían parecer sus ojos unos binoculares, era un genio, aunque tenía un extraño siseo cada que hablaba.

— Sí, ¿qué hay de las fiestas? Es la preparatoria, tendríamos que estar haciendo otras cosas que estar recluidos en una biblioteca como ratas.

— No somos populares para esa clase de cosas – Logan musitó, apenas asomando la cabeza de su lectura.

— Además de que nadie nos nota – Miles complemeto, haciendo lo que parecían ser garabatos en su libreta.

— ¿Y eso no les frustra? ¿No quisieran tener más? Tener más experiencias, más diversión, chicos a sus pies.

Algo que se me había olvidado mencionar, los tres somos gays.

— ¿Y sirve imaginar eso?... No vas a cambiar nada con anhelar más – Logan susurró con tono pesimista.

Suspiré, sabía que tenía razón. Sólo me quede callado, con un silencio entre los tres hasta que Miles se levantó de golpe, con una sonrisa en sus labios.

— ¡Eureka! – grito con la libreta en mano, se escuchó un fuerte "Shhh" por parte de la bibliotecaria, a lo que él volvió a sentarse, pero sin borrar aquella sonrisa.

— ¿Te sientes bien? – pregunté. A lo que me interrumpió, hablando rápido por su emoción.

— Mejor que nunca, estuve sintiendo lo que describes desde hace tres años, ha sido prueba tras error, experimentos fallidos tratando de encontrar la forma de lograrlo, pero al fin lo tengo.

— ¿De qué rayos hablas?

— ¡Esto! – extendió su libreta, enseñándome el contenido en ella. Lo que antes vi cómo garabatos, ahora tenía sentido: eran planos. Había todo un esquema detallado de una especie de caja rectangular, con fórmulas, cálculos y demás símbolos que no podía entender del todo.

— ¿Una... caja?

— Es un control remoto. O al menos eso parece – detalló, señalando el esquema – es un control bio eléctrico, está diseñado para lanzar una señal doble que intercambie los pulsos neuronales entre dos individuos y-

— En español, Miles.

— Es un control que permitiría cambiar conciencias entre dos cuerpos.

Me quedé pensativo en lo que decía. Pero era imposible, ¿no? Lo que él describía parecía perfectamente algo de las películas de ciencia ficción.

— Pero aun te faltaría armarlo, diseñar las piezas, el cableado...

— No – dijo, rebusco en su mochila algo para sacar un pequeño control remoto, parecía de una cochera. Con dos botones: uno verde y otro amarillo – sólo tenía que completar unos cálculos.

A un lado, parecía tener una perilla, alrededor tenía distintos números. Miles levantó la tapa para mover un par de cables o unirlos entre sí, después la cerró y movió la perilla, en busca de una frecuencia, supongo.

— Aún así, no creo que sea algo posible, es decir... Creo en ti, amigo, sin duda eres un genio pero creo que está clase de cosas rebasan...

— Tus capacidades mentales, Miles – y de la nada, quien hablaba parecía ser Logan. Con el único detalle, de que no era Logan en realidad, sino yo.

Me encontré mirando viñetas, héroes salvando al mundo y cosas que estaba leyendo mi amigo antes.

Me sentí más pesado, pero había algo raro en todo esto también... sentía distinto el peso en mis pantalones.

Abrí un poco las piernas, sintiendo cómo algo grueso caía contra la silla. ¡Carajo, Logan si que tenía algo escondido entre sus piernas regordetas!

Levanté con temor la mirada, encontrando mi reflejo revisando sus pectorales.

Los miraba curioso, pasando sus manos por la superficie plana mientras sonreía.

— ¿Decías algo, Ethan? – Miles dijo con una sonrisa burlona en sus labios. Mire mis nuevas manos, completamente sorprendido por la experiencia. Eran muy distintas a las mías, un poco más de pigmento en ellas, más grandes y voluminosas, con dedos pequeños y gordos. Sin duda no era el mejor cuerpo pero había algo en mí que envío una carga de sangre allá abajo. Y sí que "eso" era grande.

— ¿Nos acabas de usar como conejillos de indias? – Mi antigua voz sonó, era extraño "verme" ahí, claramente era yo, mi mismo rostro, ropa, complexión, absolutamente era todo yo. Pero la posición, el lenguaje corporal, su forma de hablar... sin duda era Logan.

— Fue un riesgo que estaba dispuesto a correr por nosotros, además. Ya había calculado los peligros, no hubiera pasado nada.

— ¿Y por qué no lo probaste en ti?

— ¿Y qué mi consciencia hubiera terminado en el aire quien sabe dónde? No gracias.

Sentí un poco de molestia hacia Miles. Pero todo eso era... espectacular. Si había funcionado en nosotros, entonces todo se podía.

¡Podía ser cualquier deportista! Un representante de la clase, alguno de esos chicos artísticos o del comité de bienvenida, un profesor, algún padre sexy. ¡Quién fuera!

— ¿Y ahora?...

— Primero déjame intentar algo – Miles volvió a apuntar a cada uno de nosotros, primero a Logan, presionando el botón amarillo, y finalmente a mí, presionando en botón verde.

No sentí nada. Sólo fue de un momento a otro observarme a mí y al otro, observar a Logan. Volví a tocar mi cuerpo, sintiendo un poco más de alivio al encontrarme con mis medidas correctas. Aunque había un detalle, mi masculinidad sin duda estaba rígida, casi cómo una roca.

Observé a Logan confundido, a lo que sólo se levantó de hombros.

— Fue emocionante perder casi todo mi peso en menos de un segundo, perdón.

Hubo otra vez silencio entre nosotros. No por la incomodidad, sino por todo lo que implicaba esto.

— ¿Y ahora?...

— Ahora eligen que hacer, claro – Miles se acomodó en su asiento, casi parecía una especie de CEO proponiendo una nueva estrategia comercial – Sí seguir en sus cuerpos y en la miserable vida que llevamos, o encontrar algún cuerpo que les guste.

Hubo un poco de silencio. Y el primero en romperlo fue Logan.

— Hagamoslo.

— Genial, me alegra que ambos me acompañen en esto – una sonrisa cargada de confianza emergió de Miles – creo que ya tenemos el plan, pero ahora falta la pregunta del millón. ¿Quién?

Había al menos trescientos en toda la preparatoria, todos los grados, todos los clubes. Altos, musculosos, delgados, fornidos, de intercambio, locales, adinerados, clases medias. Era como entrar a un buffet.

— ¿Tú tienes a alguien en mente?...

— Claro. Blake Jones.

— No jodas, ¿el mejor capitán del equipo deportivo? – Logan se sorprendió excesivamente.

Aunque en parte lo entendía. Blake era bueno en casi todos los deportes, había sido el capitán de al menos 4 disciplinas distintas, rey del baile, ponía nerviosas a casi todas las chicas, maestras y mamás incluidas. Era cómo un dios caminando en la tierra, su plan se sentía cómo querer quitarle el cuerpo a Hércules.

— ¿Quién más? – Miles levantó la ceja, cómo si la pregunta fuera tonta – Lo quiero a él, quiero esa grandeza.

Hubo algo en su mirada que me heló la piel, aunque entendía el sentimiento... Miles había estado a la sombra de muchas cosas sólo por su apariencia y su forma de hablar, era claro que quería el "vehículo" perfecto para acompañar a su cerebro.

— Entonces... Yo quiero a Caleb Hawks – Logan dijo.

Miles soltó una risa.

— No inventes, es una broma, ¿no? – Pero Logan se quedó callado – ¿El tipo sin cerebro de la escuela y con el peor aroma de todos, es en serio?

Miles tenía razón, Caleb era conocido por su idiotez, su mal olor y por ser relativamente "desagradable". Había en él algo que podía ser llamativo, lo admitía, aunque no sabía bien que era ese algo.

— ¿Se puede o no? – Logan dijo serio.

— Sí, sí. Es tu decisión, tranquilo – Miles dijo. A lo que él pareció calmarse, por lo qué volvió a esconderse detrás de su cómic – ¿Y tu, Ethan? ¿Quién será tu premio?

Mi mente estaba trabajando como loca, moviéndose por todos los grados, todos los clubes tanto deportivos cómo artísticos, asociaciones estudiantiles, programas de intercambio, profesores... Era una infinita carta de opciones. Pero entonces pensé en él: Ruben Hernández.

Parte del comité de arte, buen actor, influencer y con unos atributos para morirse, a pesar de no ser parte de ningún equipo deportivo, sin duda tenía un cuerpo perfecto.

— Ruben.

— ¿El latino?

— ¿También me pondrás un pero?

— Para nada, sólo me sorprenden sus elecciones, amigos. Pensé que escogerían a capitanes y deportistas, pero respeto sus decisiones. Logan levantó la mirada, cerrando por fin el cómic.

— ¿Y cuándo empezamos?

— Fácil. Cada quién cazara lo que desea.

Entonces Miles nos extendió el control, esperando por quién lo tomara primero.

Continuará.

———

Espero que hayas disfrutado esta historia tanto como yo disfruté escribiéndola. Si te gustó, no olvides darle follow y compartirla para que más gente la descubra. Siempre estoy abierto a sugerencias e ideas, así que si tienes alguna fantasía o escenario en mente, déjamelo saber en los comentarios o en mensajes.

Está es la primera parte de "Switch Up", una nueva serie para el blog, ojalá les guste, sé que este primer episodio fue algo corto, pero los que siguen sin duda serán más largos para seguir toda la aventura de Ethan y sus amigos.

Nos vemos en la próxima historia… ¿Quién sabe qué cuerpo ocuparás esta vez?

———

Brother's Issues

CONTENT WARNING: This story includes themes of transformation and body control with a suggestive approach. If this type of narrative is not to your liking or you do not meet the recommended age, we suggest you do not continue. All images used (if any) belong to their respective owners. I claim no authorship over them and they are only used for illustrative purposes.

If you decide to go ahead, welcome to Possessed Desires, where mind and body are never completely under your control.

Brother's Issues (English Version)

My older brother was infuriating. A guy with more ego than brains, but who had such an enviable body that it further reinforced his smug attitude.

The fights in my house were constant, the idiot left his clothes all over the place and hardly showered! He was always bragging about his "man smell"; and of course, being the oldest, my parents let him do whatever he wanted. He always got away with it, and I could only die of envy.

Mark was the big brother while I just made do with the scraps, I don't think I'm unattractive, but when you compare a river to the sea, clearly the sea is going to win.

He always got everyone's attention: teachers, family, even my ex-boyfriends; even if he wasn't gay, they always ended up confessing to me that what they wanted was to be near him.

And I was fed up.

I had been lost on the Internet for at least two hours in the wee hours of the morning, not seeing anything interesting until an email seemed to arrive.

"Want to be someone else? Read this email."

The first thing I did was close the message. It was ridiculous, sure it was some kind of spam mail. But the more time passed, an extra curiosity began to tingle in me, until I couldn't take it anymore. I ended up opening it and reading it.

It had a series of instructions on how to prepare a concoction with rather curious ingredients, but that would cause two people to change their bodies when they drank it.

Again I thought it was all stupidity, when I heard something crashing again and again against my wall from my brother's room, and the excited screams of a girl who was probably his fling today, like almost every night.

I had reached my limit.

The next morning, I set about gathering all the ingredients, until I finally came up with the last one: the other person's sweat, I thought it would be difficult, but I remembered that my brother left his sweaty underwear everywhere in the house. That morning, he was out, so I thought it would be easy to sneak into his room to steal some boxers.

No sooner had I entered his room than I had filled my nostrils with a pungent odor, the whole stench of my brother was quite strong. It looked like he hadn't cleaned his room in years and it just smelled like sweat and his fluids, it stank...

I was going through his dirty clothes when I heard the thunder of the wood on his door, my skin crawled, expecting a knock. But my brother wasn't standing in the frame, but his best friend: Theo.

— What are you doing here, buddy?

Theo was a nice guy, I didn't know how he was friends with my brother. His blond hair was silky, his smile was bright...

And I'd had a crush on him for as long as I could remember.

I didn't know if it was because he treated me well, because he was a good person and kind, or all together. But gosh, he sure drove me crazy.

— N-nothing. I was about to pick up Mark's laundry.

— Is he making you do his laundry again?

I swallowed hard right then and there.

— Uh, yeah, yeah.

— Let me help you.

He came over to me to lift the basket and carry it to the laundry room, my heart was beating fast.

I didn't know if it was because I was afraid Mark would come in at any moment and notice the absence of his sweaty clothes, or if it was from being with Theo.

— Well, buddy, there's the laundry. I'll wait for your brother in his room, see you.

He waved his hands, disappearing. As soon as he left, I dived into the pile of stinky clothes, trying to find the freshest thing possible. I grabbed a pair of red underpants, they felt wet and smelly, I tried not to smell them but ended up stuffing them in my face. Soon that would be my smell...

I gathered the rest of the ingredients, prepared it in a jar and when I squeezed the sweat out of it, I swear I saw how it shined.

I let it sit until the next morning. I knew my brother was going out to work out as usual, so I always prepared his protein for the gym; before he went out, I opened the glass to pour half of the liquid and run back to my room.

The rest of the time passed slowly, I didn't know whether to drink the rest of the concoction, what if something went wrong, what if I ended up doing something bad to my brother?

Thousands of questions tormented me, but I caught a glimpse of my brother's body: Tall, stocky, with his stinky armpits, his strong legs, how his arms swelled or his big pecs. All that could be mine, at last not just the puny brother, I could be the big one.

I ended up drinking all the concoction, up to the last drop; for an instant I felt nothing, until suddenly I felt a cramp accompanied by an intense pain and dizziness, I fell to the ground like a sack of potatoes, feeling my whole body trembling and my vision went black.

In less than a second, I could see light again. However, something felt strange from the moment I blinked. Maybe it was the aroma I was now emanating, the place where I was now or the noise of weights and sports machinery being used.

I looked down, noticing my tanned skin, my thick pecs and muscles, yes I was strong!

I couldn't help but let out an excited laugh and dropped the weights my brother was carrying moments before, I almost looked like a schoolgirl with emotions running high.

I immediately dropped everything, walking uncertainly towards the bathrooms or the locker room. As soon as I saw my new reflection, it was like feeling an adrenaline rush, I was seeing my brother's reflection! I flexed his arms, enjoying how my arms and chest were swelling up. Gosh, yes!

I lifted my armpit, beginning to lick and sniff, enjoying the aroma. I clutched my nose against my new hairy armpit, panting loudly as if unhinged.I caressed every inch of my new skin, bristling at the slightest touch. I smiled smugly.

— Oh yes, my name is Mark.... – I murmured, taking the opportunity to touch the relief of my brother's pecs, letting out a squeal from the sensitivity – I'm the star athlete of my high school, a real casanova – I was loving every second, seeing how what I was saying, my brother was making exact copy of it – I used to like girls but now.... I don't know, bro. I think I'll only like boys.

I was drunk with power. I ended up leaving the gym after finding my brother's stuff, I didn't even change, I enjoyed feeling how the wet clothes stuck against my skin, the stench my body gave off, even how other guys saw me.

I ended up getting home, I didn't hear any noise, everything was quiet. I knew my parents were at work, so I went upstairs, straight to my room.

I was scared to find my brother in my body, awake. My heart was pounding... but when I opened the door, I could see my old body lying on the floor, asleep.

I smiled, I couldn't help but scoff inwardly, I even moved him slightly to see if he would react.

—You're not so strong anymore, are you, little brother? – I said teasingly.

I simply turned around, closing the door to go to my brother's room. I lifted my armpit, smiling at the scent; now I understood why he was addicted to smelling that bad.

I started rummaging through his closet, beginning to try on all of his clothes. There was something exciting about it that made my skin crawl.

I put on everything I could get my hands on: Sport shirts, shorts, skinny jeans, leather jackets. It was fun, until I found something in a drawer that made my new member firm up instantly. It was a smelly sports spandex, it was my brother's wrestling uniform. I suddenly took off my clothes to put that on instead, I smiled as I saw it fit perfectly on my body, all in place.

My fat legs encased in the tight fabric, leaving nothing to the imagination. I sat in a chair my brother had in front of his mirror, leaning back.

Loving the way I looked, I picked up his phone to start taking pictures of myself, letting my strong muscles show, or my armpits, I even made the occasional silly face.

I was a brainless jock now, wasn't I?

I sniffed hard at my new masculinity, taking advantage of the friction to drive me crazy. I was waving my hand frantically when someone entered the room, it was Theo.

— Shit! – I muttered, covering myself. He just raised his eyebrow.

— What are you doing? - he asked without giving it much importance.

— Nothing, nothing. I wasn't expecting you – I mumbled, trying to avoid his gaze.

— I told you yesterday I'd come today, are you running out of brain cells from so much protein? – He joked. I felt a warm feeling in my stomach when I heard him laugh – What are you wearing?

— My wrestling uniform, what else? – I tried to diminish the strangeness of the moment, I had to be more like Mark – it drives girls crazy, don't you think? – I muttered, flexing my arms for him.

Theo let out a friendly laugh, nodding.

— Sure, dude.

We talked for a while, at first he caught me off guard but the more I talked to him, I felt my brother's knowledge and tastes seep in. Suddenly he was talking about his subjects, his other friends, video games that only he knew about, even what sports games were coming up.

— Mark, do you want to go play video games at my house? I bought something new and we can go try it out.

— Sure, bro – I felt natural with every step and every sentence. I changed my clothes so we could go without looking ridiculous, that would be for later – Let me let my annoying brother know.

I ended up walking to my old room, still lying my body on the floor. I went out with Theo, walking down the street and enjoying the sun.

— Sometimes you're too hard on him.

— With who? – I said a bit confused.

— With your younger brother, I remember when you used to get along with him.

I felt some guilt for what he made me remember, there was a time when Mark was protective of me, and I was always hanging out with him and Theo, until.... Wow, I don't know what happened.

— He's such a loser.

— I like him, he's really nice.

I smiled to myself to hear my crush say such a thing. We ended up arriving at his house, apparently no one was home. We went up to Theo's room where we played for at least two hours, the afternoon went by fast; we kept talking about trivial topics but I couldn't help looking at him from time to time.

I felt a connection with him, natural because of my brother's friendship with Theo, but there was something that also seeped out of me, that I liked. The way he laughed, or his hair falling on his forehead, his skin, fuck, fuck...

— Come on, dude. I'm kicking your ass! – I could see how my character ended up being defeated, I was silent, just listening to his laughter, which confused him, he turned to look at me. – Mark... Are you ok?

And I couldn't hold it in any longer.

I approached him to kiss him softly, I was afraid he wouldn't kiss me back, but he immediately started kissing me again.

It was a chaos of kisses, my hands wandering awkwardly through his hair.

— Jesus, Mark...

— Don't you love it?

— I love it, man...

We ended up kissing like crazy. There were a lot of questions in me, So Theo was gay? Did he always have feelings for Mark? Was this the relationship they had? What was going on here?

But the more kisses he gave me, the less I cared. In a matter of mere seconds again we were kissing intensely and passionately. I had everything I wanted, the body I deserved, the boy of my dreams? At last everything was in place.

Theo climbed on top of me, still kissing me, even tenderly.

— Do you want me to take good care of you, big guy?

He whispered in a tone I never thought I'd hear him speak. He caressed my chest and then my abs.

— Theo...

I murmured.

— Shh...

I immediately quieted down. And gosh... He sure knew how to use his mouth, my eyes rolled to white from just feeling how over and over again he acted greedily. I was lost in the sensation until I could feel my new phone vibrating like crazy, I preferred to ignore it, but I kept getting notifications.

I reluctantly picked up the phone, only to see notifications from my old number. Apparently my brother had already woken up, there were endless messages:

"What did you do, midget!? Where are you!?"

And more messages from him, completely hysterical, although there was one in particular that made me trace a wide smile on my face:

"Are you with Theo?! Stay away from my best friend!"

I immediately activated the camera to send him some pictures. Which infuriated him even more.

I was about to burst out laughing when I heard Theo's phone start ringing.

— Mfh... Wait a minute, buddy – he sat back up and picked up his phone to check who was calling – That's weird, your brother is calling me.

— Don't answer it - I tried to sound natural.

But Theo seemed to ignore me, he answered and not only that, he put it on speaker.

— Hello?

There was silence, until Mark finally exploded with my squeaky voice.

— Theo, it's Mark! My idiot brother did something and now I'm in his body! That asshole is using my body, you have to do something!

Theo looked at me strangely, scowling, I couldn't even hold his gaze.

— Didn't you hear, Theo?! That's not me that's with you! You have to do something!

I guess the luck had lasted only a few seconds, now Theo would reject me or even hate me.

— I know, Mark – I looked up quickly, I could see the boy of my dreams with a cold profile, but not for me exactly – And I like it that way.

My old voice sounded hysterical and annoyed over the speaker until Theo cut the call.

— So... You know?

— Yes, I do.

— Was I too obvious?

— A little, but it wasn't really about that.

Without warning he kissed me again.

— But Theo...

— Who do you think sent you the mail?

He let out a laugh to kiss me intensely, I had to restrain myself from kissing him for hours or putting my hands on his body.

— Why?

— Because I've seen you, buddy - he smiled, then I realized that I always use the nickname he used to call me - I know how you look at me, I know how much you liked it. And although I felt something similar, I couldn't reciprocate you, I saw you as my little brother, it felt... wrong. Your brother's body, though, I could certainly mess with it an infinite number of times.

He caressed my smooth abs.

— So you like that I'm Mark?

— I love it. The goofy jock look suits you.

He grabbed my pecs to weigh them, then without warning lunged against my armpits to lick and sniff like crazy.

After a few weeks, I ended up adapting to my brother's life perfectly. I continued playing his sports, improved his grades, got along with his friends... The only change was when “he” came out as openly gay, my parents had to accept it and my younger brother... Well, he has no choice but to watch me bring my cute boyfriend, formerly best friend, into my room every night.

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I hope you enjoyed this story as much as I enjoyed writing it. If you liked it, don't forget to follow it and share it so more people can discover it.

I'm always open to suggestions and ideas, so if you have any fantasy or scenario in mind, let me know in the comments or in messages.

This will be my new account, I hope you like the stories that are coming soon. See you in the next story... Who knows what body you will occupy this time?

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Possession: Revenge

𝗘𝗫𝗣𝗟𝗜𝗖𝗜𝗧 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗘𝗡𝗧: This story contains explicit content and themes of possession, mind control and body swapping, with a sensual and erotic approach. If this type of content is not to your liking or you are not old enough, we recommend that you do not continue. NSFW content, NO -18 minors allowed.

All images used (if any) belong to their respective owners. I claim no authorship over them, and they are used for illustrative purposes only.

If you decide to go ahead, welcome to Possessed Desires, where mind and body are never completely under your control.

𝗣𝗼𝘀𝘀𝗲𝘀𝘀𝗶𝗼𝗻: 𝗥𝗲𝘃𝗲𝗻𝗴𝗲 (English version)

My name is Sebastien. I used to think my life was perfect, I had a good job, my physique was average but not too bad, and I had a nice boyfriend named Dustin that I had been with for almost four years, and i love him so much.

And everything was perfect. Until it went to hell with Dustin cheating on me.

《 I don't think you're up to being with me anymore. Your body doesn't appeal to me, I need to be with someone who does be desirable 》

And that's how it ended and I found out she was cheating on me with Alberto. A guy I had met at the gym and had been dating for at least half a year.

The news that my supposedly perfect boyfriend had been staring at my face for all this time hit me harder than I would have liked. I neglected my body, gaining several pounds and looking less than neat, which ended in my being fired from my job. Debts were piling up, and I couldn't do anything but wish I could stay in bed all day because of how I felt.

My life was going down the drain, all because of Dustin. An indescribable hatred began to spread throughout my soul, I wanted revenge. That afternoon I went out to buy groceries with the last of my remaining savings, before finally spending the last penny.

I was returning home, sad, even considering ending it all. I was about to enter the house when I saw a box in front of the door, it was a package. I picked it up in surprise, checking the details. Surely it was for another neighbor, however, the data corresponded to me, even though I hadn't ordered anything.

I entered the house hesitantly, leaving the package on the table. I couldn't stand my curiosity any longer, so I ended up opening it, only to find a note inside and a deep blue bottle inside.

《 Drink it, let karma act and all your problems will disappear. 》 I tried to look for something else in the box but that ambiguous note and the jar were all there was.

– It must be a bad joke.

I muttered to close the box and leave it there. The rest of the day passed normally. Until I heard a knock on the door, it was already night, and when I looked out, my heart skipped a beat. It was an eviction notice for not having paid the month's rent.I had nothing left. No boyfriend, I had lost my physique, no job, not a penny and now I had lost my home.

I sat in the living room, defeated. For a moment there was nothing but nothing in my mind, until I saw the box. I opened it again to take the jar. What did it matter?I had nothing left, I couldn't lose anything else. I uncorked the bottle, taking the liquid all at once. For a moment I felt nothing, until suddenly the most horrible pain you could imagine hit me.

I felt as if I was burning with fire, and at the same time. As if all my bones were being crushed, I fell to the ground in pain. Writhing, I clenched my fists, hatefully remembering Dustin's face until I finally passed out. The next thing that happened was really strange. It was like some sort of out-of-body experience. Only I wasn't in my apartment anymore, I was somewhere else... Opening my eyes made me a little dizzy. Not quite understanding what was going on. I looked at the ceiling, apparently I was lying down. I felt a soft bed, strangely... I felt light, with more energy and vigor, I got up carefully, finding a mirror in front of the bed. I was startled to find the reflection of another person. However, later I understood that this was my new reflection... every action I did, the reflection came back to me. And it wasn't the body of some stranger, it was Alberto's body.

– Well, well... - I murmured with a somewhat teasing smile, beginning to caress my new body. His defined muscles, innocent face, pecs and arms, all in the right place. Not an ounce of fat, muscular, cute and cuddly.

I continued with that exploration, slowly moving my hand down my abdomen to my pelvis, gasping as I felt my new crotch. No doubt he was big, but there was something that caught my attention more: his ass. Round, smooth... gosh, it even seemed to bounce at the slightest movement.

I smirked at the sight of the body of the guy Dustin cheated on me with, completely under my control.

– You like stealing other people's stuff, don't you? - I murmured caressing my pectorals, as soon as I touched a certain sensitive spot, I couldn't help but let out a gasp that was surely heard all over the place - Oh, so you're sensitive, huh? - I said against the mirror, mocking.

Maybe I didn't want to agree with Dustin, but geez... Alberto certainly had a nice body. With one hand I caressed my new abdomen, feeling my abs, and the other, I decided to stick about three fingers in my new mouth, leaving a wet sensation in them the more I licked them.

– You're a slut, aren't you Alberto? - I murmured panting. I pulled my fingers out of my mouth, causing a trickle of saliva to drip out. I immediately moved to the closet, starting to take out different clothes like an orange sleeveless top.

I loved the way it looked, highlighting my new pecs and my new arms... How good my boobs looked. I was drunk with lust; trying on more and more clothes, or even gestures, I didn't care how silly or ridiculous Alberto looked, he would now do whatever I wanted. He would be my muscle-bound, idiotic puppet if I wanted him to be.

It was like letting my imagination run wild in its darkest splendor. A blue, full-body gym suit was what caught my attention.

How tight it felt, remarking each thing in its place.... The huge bulge that was marked, I didn't know if it was all this or it was the nature of this body, but it felt so hot.

I changed clothes again, finding a Spiderman costume. That made me feel even more excited, in my previous body, not even in his best days would I have gotten to look like that, but now.... Now it was Alberto.

And he was so sexy, from now on he would be nothing more than a muscular fool, showing off his ass and his other attributes to other men left and right. He was so hot...

I was about to grab my new cell phone when I heard the apartment door open.

– I'm home! - I heard Dustin's voice. I could only smile with a mischief-laden expression...

Bingo.

To be continued on...

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I hope you enjoyed this story as much as I enjoyed writing it. I'm not an English speaker, so I used a translator to bring it to your language (apologies if the wording is a bit weird).

If you liked it, don't forget to follow it and share it so more people can discover it. I'm always open to suggestions and ideas, so if you have any fantasy or scenario in mind, let me know in the comments.

See you in the next story… Who knows what body you'll occupy this time?

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