Nunca lo sospechaste. Jamás te di ninguna indicación de que, desde el primer momento que te vi, te sentí tanto que me hirvió la sangre. La pasión que se despertaba al verte era violenta e incandescente. En el pecho, un fuego rugía, calcinándome el anhelo que se desgajaba de mis ojos y, a la sed, me la volvía un desierto en los labios. Pensarte era un beso lleno de un verano candente y de un invierno cortante que a mi piel enchinaba, al mismo tiempo que la hacía hervir. Tantas veces me llevaste al borde de la locura con sólo sonreír. Sorbía el sonido de tu voz como incontables caricias que me dejaban sin aire y llena de rocío para tus labios. Quise negarme el calor de tus brazos y el de tus labios, pero no podía dejar de imaginarme todos los sabores y texturas que hallaría en tu piel de sólo atreverme a tocarte, a robarte ese beso que tanto deseaba, desde hace tanto tiempo; ese beso que, tantas veces y de tantas formas, ya te había dado. Construía universos enteros llenos de fantasías; posibilidades y escenarios que daban vuelta y se repetían en un ciclo exponencial e infinito. Me comía mis anhelos, como una confesión enterrada en una hostia bendita, mojada en el rojo vino del deseo. Callé y callé y no dije nada. No sé la verdad cómo lo pude resistir. Años de lo mismo. Juré varias veces perder la cordura. Hubo veces que llegué a pensar que te odiaba y que no era atracción lo que sentía, por lo que me hacías; me provocabas perder el control, a mí que siempre me había preciado de ser tan racional y disciplinada. No importaba que nadie más lo supiera o sospechara, lo sabía yo y eso era suficiente. Por eso decidí aprenderte para desvirtuar este loco enamoramiento que engendrabas en mí, así que, en silencio, te fui desnudando, poco a poco, a través de los años, hasta conocer todos los colores de tu alma; memoricé cada una de sus líneas y cada uno de los paisajes que la componían, hasta que pude oírte hablar en el silencio que tanto amabas. Mis ojos te seguían y te aprendían a diario, aunque tú no te dieras por enterado. Aprendí que eras sincero, hasta el punto de ser hiriente y que, por prudencia, muchas veces callabas y preferías no decir nada. Eres empático por naturaleza y por eso también prefieres ser algo solitario. No tienes paciencia para las estupideces y odias perder tu tiempo. Tienes pocos amigos, pero eres leal y entregado al mil. Tienes altas expectativas de la gente por lo que, generalmente, te decepcionan. Sé que amas leer, tanto como yo, así como también las conversaciones inteligentes, llenas de sabiduría y de alma. Sí, fui dándome cuenta que, esto que sentía por ti, era más profundo y complicado que lo que, superficialmente, parecía ser simple química. Era como si mi alma oyera a la tuya y se despertara. Te amaba, no me quedaba duda alguna. Por eso hoy, último día de secundaria para ambos, me atreví. Y lo que, tal vez, otros vieron como un acto impulsivo, era ya un amor de años. Sentí tu sorpresa, cómo temblaron tus labios, pero, en ese momento, los abriste y supe que no había imaginado esta conexión que va más allá de toda lógica tan llena de magia.
e.v.e.
¿Flaca? La critican. ¿Gorda? La critican. ¿Tímida? La critican. ¿Linda? La critican. ¿Vive? La critican. ¿Se suicida? “Era buena persona.”
(via chica-sui-cida)
Exacto!
Era bastante insegura, poco confíada y bastante dudosa, pero cariño, a ti te tenía claro.
(via mariposa–muerta)
Tengo que dejar de mentirme a mí mismo, Ya no puedo evitar lo que siento por ti, y sé que tampoco quiero hacerlo. Desconozco si a ti te suceda la mismo. Pero son tantas las dudas que en este momento tengo en mi cabeza, que me gustaría alejarme de todo, pero sé que no me podría alejar de ti. Quiero que sepas que jamás dejaré de estar ahí para ti, porque eres lo más importante que tengo en este momento en mi vida y no se como no me di cuenta antes. Tú, haces que cada uno de mis días tenga sentido, con tu forma de ver las cosas y la manera en que sueles obsequiarme esa bella sonrisa que tienes. No cambiaría ni el mas mínimo instantes que he pasado a tu lado y las miradas que me has dedicado, haciéndome saber que jamás dejaras de ser mi amiga. Aunque sinceramente espero que algún día podamos ser algo más y me des la oportunidad de poder tratarte como la princesa que en realidad eres para mí.
Ismael R. (via cartas-a-mi-amada)
Felicidades. Te has superando en tú nivel de idiotez. Por favor acepta este regalo y vete a la mierda
Y una risa se componía (via better-off-dead-than-live)
mamá, mamá la que siempre me rompe el corazón, la que siempre pisotea mi corazón, la que siempre usa como quiere a mi corazón, mamá la que siempre lastima mi corazón, mi mamá la que es egoísta, mamá la que ve todas las cicatrices y crea más, mamá la que utiliza mi amor, mamá la que me abandonó, mamá la que me golpeó, mamá la que jamás se disculpa, mamá la que me grita, mi mamá la que me odia, mi mamá la que no me soporta, mi mamá la que dice adorarme pero detrás de las puertas me aborrece, mi mamá la que guía mi vida a su placer, mi mamá la que me manipula, mi mamá la que me hace llorar, mi mamá la orgullosa, mi mamá es la que no está.
mamá, mamá, mami, mamita, mamá, mama, mi mami, mi todo y nada, la que aparece y desaparece, la que me toma de la mano y la misma que la suelta, la que clava espinas y no las saca, la que clava cuchillos en mi corazón y los entierra cada vez más, mi mamá la que es ciega, mi mamá la que no está, mi mamá la que me abraza y desenlaza mi corazón, mi mami la que seca mis lágrimas para crear más, mi mamita, mi todo y nada, un día fuimos todo lo lindo y un día fuimos nada porque no podemos recordar el amor y cariño que había, mi "por nada" cuando me preguntan porque estoy triste.
mamá, te amo, deja de dañarme, deja de hacerme llorar, no eres la única que siente que se muere, no eres la única que se siente sola, mamá, mami, mamita, mama, mami, ámame, quiéreme, abrázame, amaría que me amaras, valorame mami que no sabes cuando yo puedo volar.
mamá, quiéreme, mamá, no me dejes, mamá, yo te perdonaré todo pero deja de hacerme daño.
OK