El amor, si es algo, es dos que se miran.
Alejandra Pizarnik, diarios
(No es convencimiento)
Cada paso que te alejas de mí también me aleja de ti.
Elvira Sastre. Aquella orilla nuestra
(...) Pero, Eloise, la palabra no me sale ni me sabe a nada si no me encuentro con ella. Y este silencio me sabe más a reticencia que a olvido. Mi corazón sonríe y tiernamente me esconde la cara. Corazón de mi corazón, ella es el único después que quiero en mi vida. Todas tienen algo parecido a ella, pero ella no se le parece a nadie.
Vier., 20 de nov. de 2020
Existe esa noble causa por la que, apasionado, mi corazón, ya se regocija en el lado más calentito y amable de la vida. Una supondría que bastaría con el batir de las flores al viento y el lento nacer de los ríos en las montañas. Una supone que la variedad en la existencia ya nos concede la paz, la felicidad y la introspección necesaria para entendernos en el más acá de nuestros días. Y es cierto, me basta con la tierna mirada de la luna y el flamante beso del sol desde mi ventana; aquello me colma el alma de regocijo y hasta podría llegar a pensar que no haría falta más. ¡Pero bendita la mirada y el corazón humano! Que aunque yo nací para vivir el sueño y para comprender cada vez menos la vida, no hay murallas más altas entre ellas que la propia libertad de ser. Por eso, pongo en manifiesto que esa mujer existe, que va por ahí irradiando la esencia de millones de años de creación con aquella mirada etérea. Y de su sonrisa… ¡Qué podría yo decirles de su sonrisa! ¡La vida entera!
Segundo recuerdo
... rumor de besos y batir de alas... (G. A. Bécquer)
También antes, mucho antes de la rebelión de las sombras, de que al mundo cayeran plumas incendiadas y un pájaro pudiera ser muerto por un lirio. Antes, antes que tú me preguntaras el número y sitio de mi cuerpo. Mucho antes del cuerpo. En la época del alma. Cuando tú abriste en la frente sin corona, del cielo, la primera dinastía del sueño. Cuando tú, al mirarme en la nada, inventaste la primera palabra. Entonces, nuestro encuentro...
Rafael Alberti, Tres recuerdos del cielo
“El amor enloquecido me duró
hasta que se lo llevó sin
misericordia el ventarrón de
la vida real.”
Gabriel García Márquez
Juev., 24 de dic. de 2020
En tus ojos vive la ráfaga contemplativa de los momentos agradables, la vida pronto amanece allí. Cada pieza de tu engranaje tiene función propia en tu alma y por eso tu cuerpo es el encaje perfecto de tu profesión. Es irremediable, los lirios empezaron a florecer en todo el mundo, las amapolas vuelven a respirar el paisaje evocador del mundo, la fuente de la vida ha nacido como la metáfora de tu sangre. Eres música en mi jardín. Eres y eso es más que suficiente.
Enero de 2020
Las aguas del río… Las aguas del río me sonríen, y yo, al mirarlas fluir, enternezco hasta el llanto. El corazón del campo… El corazón del campo me sonríe, y yo, con los ojos cubiertos y llenos de todo ese amanecer, le sonrío. La ciudad de Lima… La ciudad de Lima me sonríe, y yo… Las gentes del centro… Las gentes del centro no sonríen y yo, ante la indiferencia de sus miradas, les sonrío.
«¿Verdadero amor? Eso es una fantasía imposible. En el mudo actual, las personas crean vínculos de acuerdo a sus gustos e interés personal: lo cual es una estupidez. El amor de verdad es una decisión personal y se fortalece a diario con el corazón... ¿Por qué la gente no lo entiende?»
Kaguya Sama
Enero de 2019
Una larga duración no es permanecer al sentido, ni pasarlo, ni ocurrir con él; no pensar en ella es voltearse a la vida un momento y saberse muerto.