Y de pronto, encuentras a alguien especial. Alguien con quien hablar resulta natural. Y las palabras fluyen. Hasta las malas palabras. Hasta las verdades incomodas. Y tus miedos. Y te vas curando. Y aprendes a ser mejor. Esas personas, no deberían irse nunca.
La complicidad está hecha de todas esas pequeñas cosas que parecen absurdas. Menos para dos.
Ver a alguien leyendo un libro que te gusta es ver a un libro recomendándote a una persona.
La pregunta más tóxica qué debes ELIMINAR de tú vida es “¿QUÉ VA A DECIR LA GENTE?”, que te valga madre lo que la gente diga o piense, tú has lo que te de tu puta gana.