“yo soy amor, soy placer, soy esencia, soy pendejo, soy alcohólico, soy tenaz... Yo soy, simplemente soy.”
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Le vi con su nuevo amor, la felicidad que se tenían se sentía a metros, nunca en mi vida le había visto tan bien después de mí. Ver esa escena me dejo perplejo, anonadado y confundido, millones de recuerdos y momentos pasaron por mi mente en tan solo dos minutos, se acercó a mí y me dijo:
- ¿Cómo has estado? Hace un largo tiempo que no te veía
- Bien, todo en mi vida es perfecto – respondí
Mientras el nudo en mi garganta se hacía cada vez más grande y mis ojos se llenaban de lágrimas, le dije:
- Tengo una reunión, me alegro verte, adiós
- Espero volver a encontrarte, que tengas un buen día – respondió.
Me aleje lo más rápido que pude, mis ganas de llorar eran inevitables, me hice una pregunta “¿Cómo puede dejarle ir?” mientras rodaban por mis mejillas esas pequeñas gotas frías, un mar de sentimientos en mi mente eran lo que había causado verle de nuevo y ningún sentimiento de estos era positivo.
Lo único que hice en el día fue pensar, en todo lo que habíamos pasado cuando estuvimos juntos, llego la noche y sin un sol que brillara y calentara, me fui oscureciendo y enfriando poco a poco, hasta caer en depresión y un mar de lágrimas.
Mi alarma se activó, eran las 04:00 A.M. desperté llorando, sentí que todo había sido real, pero fue una simple pesadilla, me voltee y ahí estaba durmiendo y su rostro se veía feliz, me acerque y le susurre al oído:
- Te amo, fuiste, eres y serás el amor de todos mis días, no dejare que te marches.
Le desperté y me respondió con un beso, un beso de esos que solo podían llenarme de buenas emociones.