Un día decidimos hacer una obra juntos. No sabíamos que, no sabíamos cómo, ni menos con que resultados. Asumo que solo sabíamos que juntos. Yo estaba mentalizado a que no importaba el desenlace sino la gigante estética de los sentimientos ahí fabricados y pulidos, en un devenir de texturas y colores proyectados y unificados a nuestra obra.
Al tiempo de enfocarnos en nuestra labor constante que tomaba ya una consistencia y una mesura radiante, gustosos por amor a crear cooperábamos. Al detenerme en diferentes momentos a observar el panorama quedé embelesado al saborear tan bello e inmenso potencial y al saber que tan radiante podía llegar a ser nuestra obra.
Dije: "Bien. Pues. ¡Hagamos algo con esto!" Y así quedó. Tomamos primeramente cincel y sobre una gigantesca roca de mármol negro comenzamos a trabajarla. Así, juntos. Los trazos iniciales eran suaves, delicados, largos y placenteros, matizados con ternura y una pizca ligera de timidez combinada con incertidumbre. Avanzando algo maravillados en la escultura del mármol bello llegamos a denotar mutuamente en un grado más profundo de intimidad. Nos percatamos de que no había problema, al contrario, teníamos una apertura bastante buena para crear, gigantesca. Así agarramos más confianza con nuestro amor como dínamo. Los trazos con el cincel comenzaban a ser más fluidos, dinámicos, fuertes, la ternura era más solida y tangible, la timidez ahora era una firme seguridad y el placer mutuo al trabajarlos crecía. Continuamos así, trabajando y mejorando. El groso mármol negro tomaba una figura tremenda, bellísima en sí y constituida muy sólidamente. No solo era la escultura en el mármol negro... ¡Éramos nosotros!
Tomando más profundidad planteamos impregnar de esta obra con colores del alma, así adquiría esta otra profundidad. Comenzamos pues a pintar sobre esto. Colores del alma. Unos hermosos violeta de mi ser, un tanto potentes, frontales, dulces, cálidos y elegantes, un poco de rosa de su ser un tanto inseguro, infante y tierno pero decidido. También un carmín salvaje de los dos y un tanto de amor amarillo de mi parte ya aprendida e impregnada.
La gestación de aquel embrión, esa obra, marchaba muy bien. Ambos trabajamos muy bien, gustosos y esmerados en cual perfecta obra. Perfecta como individual. Individual como irrepetible. Irrepetible tal cual como se presenta con cada persona. Así de maravilloso. Un tanto por ser nuestra y otro tanto porque no se repetiría jamás, por cuanta gente con la que lleguemos a trabajar. Cada quien una maravilla ¿cierto? Tan maravillosa como las demás que sabía que haría con demás parejas. Aunque en ese momento, juntos era lo que nos competía, importaba y amábamos. Ya a su tiempo trabajando con alguien más otra cosa sería, igual de maravilloso e irrepetible.
Me gustaba quedarme ahí. Estático y en confort de nuestro fulgor, tan placentero. Paladeando y oliendo tan suaves, dulces y deliciosas sensaciones, incluso escuchando aquella obra nuestra que tenía su propio espectro sonoro. Deleitando mi vista con el mármol tallado de nuestro esfuerzo y acciones y pintado de nuestros colores del alma. Un festín a los sentidos, una bocanada para el alma. Perfecto a su manera. Habíamos logrado redactar emociones y situaciones imposibles de proyectar juntos en esta obra.
Podíamos quedarnos ya por la eternidad contemplando todo esto. Los arreglos finales estaban postergados a cuando se nos placiera de mejor manera. Por lo pronto disfrutábamos de todo esto, era lo que debíamos hacer.
Al estar maravillados por la obra y la odisea de esta misma en un momento llegó el horror. Nos asustamos. No tenía caso postergar nada, no tenía si quiera sentido ponerle arreglos finales a esta.
Se canceló. No se terminó. Y esto hiso arder a la misma esencia de la escultura. Alimentado el fuego por rabia tibia. Era un ciclo al acariciar recurrentemente el desperfecto por el que no concluyó la obra. De ciclos acariciar caí en remolinos. Y trabajando arduamente con mis demonios, ahogándolos poco a poco, cuerpos de luz me envolvieron a renacer, fui del otro lado del espejo y así recaí en que esa obra era parte importante de mí. Esto era un hecho innegable y hasta absurdo y algo estúpido afirmar lo contrario.
Me levanté de mí y en fa me pare frente a la obra. Ya había quedado lista. No había nada que hacer, nada que quitar y nada que poner. Todo ya había sido trabajando en su respectivo orden y causa. ¡Que maravilla!
Quedó listo. Y lo inauguré como obra e institución de nosotros dos. Y la entregué a la vida como parte de mí. Un esencial pasaje.
Finalmente no importa que tanto ardiera el monumento que levantamos y pulimos ambos con tanto esmero. Importa toda la odisea y el proceso que llevó el llegar a su punto ápice y final de nuestra obra. Las brazas y las cenizas de esta constituyen nueva parte de ambos que nos deslindan a la alborada de cada uno, más sin embargo, esta obra la creamos ambos con todo lo que implicó y despertó el llevarla a cabo. Un detalle infinito que dura para siempre.
Robert Mustang.
No soy un pez, ni un arlequín, ni un extranjero.
No tengo edad para morir, amo este cielo.
No voy a esperar, alguna vez voy a ser libre.
Libre mi amor, como el amor, como quisiste.
Voy silbando bajo y siento tu voz así.
Una sirena de ambulancia.
Voy quedando solo cada vez más ¿Y qué?
Mi corazón ya no me basta.
Veo el reloj, veo las seis y voy hasta el baño.
Ya amaneció y cerca de aquí comen el barro.
Tengo que hacer, tengo que dar lo que mas pueda.
Ya anocheció y cerca de aquí tengo las pruebas.
Panorama para mí, para vos, por el,
por los que fueron y vinieron.
Panorama enfermo en contradicción.
Y yo ya estoy listo como un perro.
Tengo un pasaporte en el bolsillo para irme de acá.
Tengo una canción en la cabeza y no puedo parar.
Tengo que salir, debe haber forma de resucitar.
Creo que estoy cerca mientras vos te alejas mas y mas.
Porque Yo no tengo nada en este mundo.
Porque yo doy vueltas sobre el mismo punto.
Maestro Fito Paez
Historia de un fin Estaba en mi cuarto lleno de rombos, entre la muerte y el nacimiento, divagando en el diván de los recuerdos, reviviendola a ella, con su risa y su serenidad, su temple tan obtuso, tan misterioso, tan rebelde. Cada Rombo del cuarto estaba constituido por cientos de recuerdos. Estaba ahí... en el Diván, sentado a merced de los rombos, a merced de los recuerdos y a merced de su sonrisa, sin entender que debía hacer, sin entender si debía poner fin a todo eso. Entonces lo comprendí, no podía seguir existiendo mas, no para ella, la había perdido y solo por permitir que mis miedos me domaran, quería apagar las estrellas y reiniciar el juego, aquella partida en la que había procurado defender al reyna sin mover mis peones. Cada peón fue desplazado según mis miedos a consumirse en la incertidumbre al no saber si estaba bien o fallaba con mis decisiones y fines. Lo cual vine comprendiendo demasiado tarde. Cerca del nuevo fin, me desprendí de mi ropa, mis emociones, mis miedos, mis ambiciones y aspiraciones, estaba ahí, en el mar, entregandome dulcemente al fuego que consumiría mi persona.... persona que no existiría mas. Comencé a caminar en dirección al fin, en mis ojos habían diluvios de determinación, sentía los impulsos eléctricos recorriendo mi cuerpo al momento que avanzaba a mi muerte bailando con ella. Noté que algo me jalaba, era su sonrisa que parecía retarme y a la vez provocarme, las olas del mar a su vez se burlaban de mi.... escuchaba su voz en ellas, recordé que todo comenzó en un aula olvidada, y "cuando no había mas que decirnos se abrían al aire vacíos que no podíamos respirar", estaba en el momento justo donde pensaba que me fallarían el animo, la determinación y la resolución. No importa que tan fuerte aprendiera a golpear, sabia por mi experiencia que nadie golpeara jamas como la misma vida... pensé que tenia que hacerlo, ya estaba a la mitad del camino, entonces avancé con mas fuerza, mas determinación, y pude notar que se desprendía algo de mi, era la ambigüedad, esto me impulsó, avanzaba y el mar me jalaba, casi como si supiera lo que quería, como si me implorara que lo dejara devorarme con una noble belleza y a la vez una inquietante fiereza, casi como un niño en un berrinche y fue entonces que deje que el mar me tomara. Esa noche devoro la persona que fui.
Habían pasado tres días desde que murió aquel hombre devorado por el mar, nadie lo recordaba ya. En su lugar estaba sentado otro hombre, un hombre forjado por los riesgos, que luchaba por lo que quería sin mas escrúpulos, un hombre entregado, desbordaba felicidad y plenitud, el hombre era el amor en persona, este hombre había nacido hace apenas tres días. Este hombre fue en quien renací Este hombre fue en quien me convertí Solo así podía amarla y lo hice por ella
©Robert Mustang
Fotofenomenología.
A little wine, you stole a smile. The earth is wild you've got no time.
"Beach House"
Todo ser tiene su razon de existir, ¿estaremos aqui por mera casualidad o con un mero fin? La existencia de un ser un humano no ha de ser vana mientras cumpla con un proposito, para eso hemos de estar aqui; para contribuir cada uno a su modo y su alcance a mejorar el universo. Al momento de la muerte simplemente hemos de transformarnos, quedan todas nuestras acciones y omisiones plasmadas en la vida, quiza habiendo tocado otras vidas, quiza habiendo cambiando algo que no debio estar asi, quiza moviendo fines o moviendo medios....quizas. "El proceso de la vida y muerte no es algo unilateral sino vilateral, el fin es un nuevo nacimiento, un nuevo nacimiento tal vez sea un fin" Mustang
time is a poor investment
Con mis manos y con tu amor lograré encontrar otra ilusión lejos de aquí. De día viviré pensando en tu sonrisa, de noche las estrellas me acompañarán. Serás como una luz que alumbra en mi camino. Me voy, pero te juro que mañana volveré.
Charlotte Caron
1. Fox
2. Sardine
3. Caterpillar
4. Eagle
Acrylic on photograph, 2012
Hermosa y misteriosa Victoria Legrand
Les dejo esta obra de un gran colega de la vida. Paz y Bien
Santiago: Según Laura, su hermana residía en un pequeño apartamento en Madrid. Al principio pensaba “¿Me quiere ver la cara de tonto?, hace tan solo unos instantes me había dicho que vivía en Florencia”, pero tenía que creerle, no tenía opción, o ¿qué otra cosa podía hacer?, solo me quedaba...
\55/
Estuve bajo rehabilitación buscándole sentido a el mundo, cosas que no he logrado comprender, encendí mi alma y apague mi mente
65 posts