Miérc., 10 de feb. de 2021
Y levantarme de golpe cuando la emoción aflore. Sentir cómo se asoma el horizonte en la última parte del camino, sensaciones que van improvisando el mismo juego con mis nervios. Y soy un manojo de nervios. Porque la mera acción puede reemplazarlo todo. Así de frágiles y sensibles son mis ideas cuando no entiendo lo que en el momento voy sintiendo, pero... ¡lo qué voy sintiendo! Entonces, en una sonrisa se me va la voz, por decir palabras, y la vida entera, por no gritar tu nombre.
De las mañanas esta es una de mis cosas favoritas,caminar por aquí
Y si llueve ... y no me doy cuenta?
“Justo a esta hora, en algún lugar del mundo, uno dice, otro calla, y dos sienten tanto, que aún sin decir nada, se les oye claro el corazón.”
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“Hay un niño dentro que convive contigo, tú no puedes llorar porque has aprendido, pero ese pequeño jamás aprende, porque siempre se aprehende de los sueños y vive más con el corazón que tú con los desaciertos que has tenido. A él nadie lo consuela, pero llega un momento donde su llanto es incontrolable y tú no puedes hacer nada para callarlo. Es la voz frágil que mora con la inocencia…”
— Firthunands
Vier., 18 de dic. de 2020
Mantienes una conversación sobre ella con la página en blanco todos los días. En tu sangre fluye el éxtasis de su alma entera siendo marea viva en el corazón; barca sobre tinta de esta fiebre del alma solamente una, única, momento único de entre todos lo momentos del mundo.
(...) Tengo un poco de frío ahora. Escudriño mi brazo, logrando hacerme consciente de dos cosas: el cielo siempre me ha sonreído de dos maneras, y que, con un gato, nunca hay que ser irresponsable. No es que no lo supiera antes, es que tarde lo comprendo.
18 de noviembre de 2021
Mi alma vive en el eterno limbo desde que llegaste, prendiendo fuego a cada deidad de este mundo. Cuando te pienso, siento que mi corazón se deshace dentro de una habitación encendida por brasas celestiales. Así que... intento respirar, mientras espero el infierno y tú vuelves a encender la vida.
A pesar de que uno parpadea tan rápido para que salga la lágrima, esta no cae igual a las demás, que están ahí, brotando como si no dolieran. Y uno estupefacto se agarra el corazón que está en el pecho porque algo le duele ahí: en los libros que se caen, en las emociones vertidas, la extraña lágrima, los extraños juegos de la mente. Identificándose con la imagen que no ve, pero siente con una tristeza notoria para todos menos para él. Piensa que los ángeles no deben de existir, pero mira la hora y se convence, cada vez más, de que algo extraño está sucediendo. Luego pierde el sentimiento, se cree humano y olvida todo lo sucedido. Mañana, seguro, despertará recordando eso como un suceso que no se debería olvidar, pero tampoco rememorar. Con la misma actitud de su día a día: sin importarle nada. Esto es parte de su humanidad: ser humano irracional.