Creíamos que volaríamos alto y aquí estamos, tocando el suelo.
Arrastrándonos por cada rincón en busca del eco de un te quiero que se nos olvidó decirnos.
Recordando el sonido de su voz susurrando lo que más nos gustaba.
Hasta los suspiros, que me ponían los pelos de punta,
y el mundo del revés.