Aquella Noche Que Fue Llena De Emoción Y Nervios. Aquella Noche En Donde Las Luces Parpadeantes No Fueron

Aquella noche que fue llena de emoción y nervios. Aquella noche en donde las luces parpadeantes no fueron inconveniente para poder observar tu hermoso y sonriente rostro. Uno, dos, tres… ¿Quién contaría cuantos tragos nos tomamos esa noche? ¡Un trago que quemaba tu garganta! pero justo en esos momentos, sostenías mi mano…  ¿Era alocado sentir más la sensación cálida que se producía en mi palma, en lugar de sentir ese amargo trago bajando por mi garganta? Uno, dos, tres… ¿Quién puede contar cuantas fueron las veces en que tu cuerpo se acerco al mío,  si lo único que importaba en ese momento era la felicidad tan infinta que estábamos sintiendo? Uno, dos, tres… ¿Acaso el poco tiempo fue impedimento para disfrutar a tú lado? Uno, dos, tres… ¿Cuántas fueron las canciones que fueron repetidas en medio de risas y gritos? ¿Acaso es descuidado no recodar cuantas fueron, pero si el sonido de tu risa y cuan grande fue tu sonrisa mientras me observabas?  Uno, dos, tres… Te vi, allí, en la pista de baile meneando sensualmente tus caderas junto a los torpes movimientos de mi cadera que difícilmente lograba hacer para seguir ese delicado pero habilidoso paso tuyo. Fueron  pocos los segundos mientras te observaba menearte sensualmente con un hombre sintiendo celos, pero no por verte con otro, si no, por ver como tu cuerpo se comunicaba con tanta facilidad con él…  Comparando mi torpeza natural con los pasos de un “bailarín”. Sólo necesité de un segundo para volverme a enamorar de tu sonrisa, de tu rostro, de tus ojos sonrientes, de tu risa y de tus manos tocando mi cuerpo de manera picarona y atrevida. Sólo necesité una noche alocada a tú lado para seguir pensando que aquella mujer había inundado mi corazón y no quería salir de allí pronto… Sólo necesité una noche para caer nuevamente rendida a tus pies.

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