What if Danny Fenton and Billy Batson become fast friends. Danny is annoyed at cultists trying to send "brides" to the Ghost King. Billy is weirded out when adults try to flirt with Captain Marvel. Danny hits upon the idea that they should be each other's beards. If the Ghost King and the Champion of Magic are very publicly dating, that should keep unwanted suitors off their backs, right?
Of course they are both absolute Chaos Gremlins about it.
Cultist: We offer you this sacrifice, oh great king!
Danny: One moment please *whips out fenton phone* Hey honey, guess what? Some idiots are trying to tempt me away from you again. You got my coordinates?
Billy: *Kool Aid man entrance* Who dares?!
Cultists: Run awaaaaay!
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Captain Marvel takes a hit while fighting a villain. Phantom out of nowhere with a steel chair!
Danny: Nobody hurts my schnookums!
Everyone: ???
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Captain Marvel brings Phantom to the next JL potluck as his plus one, with Danny in full creepy ghost mode.
Billy: Oh yes, we've been on again, off again for the last thousand years or so. We have our differences, but nobody gets me quite like he does! *exaggarated dreamy sigh*
Hal: That's nice...
Meanwhile Danny is shoving an entire burger in his mouth, displaying multiple rows of sharp teeth.
Danny: Man, I love the 21st century! Food sure has changed a lot since I died. And the technology!
Ollie: Oh? When did you die?
Danny: *glares* It's incredibly rude to ask a ghost about their death
Nearby Leaguers are edging away, nervous about being on the menu next.
Flash: Hotdogs! Who wants hotdogs?!
Danny: Oh, me! As long as they don't fight back
Everyone: wtf is going on here
No cabía en su felicidad.
Molestando a Bunny en su madriguera o incluso siguiéndolo en las pascuas en silencio sólo para hacerlo tropezar al congelar el camino.
Yendo a platicar con Thootia mientras ella sólo parloteaba sobre los dientes de los niños que buscaban la adrenalina y se mostraba muy emocionada.
Acompañando en algunas noches a Sandman en su nube, mientras el se asegura de proporcionarle el mejor sueño a todos, sin hablar de nada con él, simplemente compartiendo compañía silenciosa.
Y pasando la mayoría del tiempo en el Polo norte comiendo galletas y escuchando las silenciosas canciones que Santa suele tararear mientras está creando algún nuevo juguete en su oficina.
No podía quejarme, se me había dado una familia, realmente tenía una familia luego de tantos años y siglos siendo ignorado.
No podía decir que no estaba feliz, jamás lo diría, tampoco lo pensaría, porque no era cierto.
Él era feliz incluso sólo estando en silencio allí, cerca.
Eso le era suficiente, era suficiente.
Pero.. No podía evitar sentirse extraño, como un invasor.
Bunny se lo había dicho desde el inicio, no era muy bien recibido por todos y no podía tomarse ninguna cosa en serio.
Pero.. ¿Qué esperaban?
Sólo era.. un chico cualquiera que murió y fue elegido por la Luna para ser inmortal y lanzar nieve de sus dedos.
Era todo.
Era todo lo que los demás, todos los demás sabían, Norte, Thootia, Sandman, Bunny, incluso podría decir que también el hombre de la Luna.
El resto solo él lo sabía.
Incluso una pequeña parte la sabía y quizás la entendía Pitch.
La de estar mucho tiempo en soledad, sin que nadie pudiera verte o siquiera pudiera hablarse.
Era doloroso solo caminar por las calles en silencio o hablando al aire, a la soledad, como si alguien pudiera escucharte y responderte.
Era doloroso.
Incluso en ese tiempo en el que podía juntarse con los guardianes y algunos niños lo veían.
El pasado no podía ser olvidado, mucho menos borrado.
Era.. Cruel.
Eran muchos siglos, muchos años, muchos días estando completamente solo, contra.. un mes conviviendo con quienes le veían y quienes lo consideraban parte de su familia.
No despreciaba la confianza de Norte, siquiera el cariño de madre de Thootia, la simpatía de Sandman o el compañerismo de Bunny, solo era que.. A pesar de todo el tiempo que pasaba con ellos o jugueteando con los niños.. Había mucho tiempo que solo utilizaba para estar sólo.
Había oído por ahí que los viejos hábitos nunca mueren.
Y podría ser realmente la verdad.
No podía evitar irse hacia algún sitio lejano, algunas veces a donde murió y renació, pero otras era aún más lejos.
Altas montañas de nieve, hasta lagos llenos de icebergs o simplemente la nada misma en la que solo caía nieve silenciosa.
Lugares fríos, desolados, abandonados, justo como él mismo se sentía y como había estado mucho tiempo.
Era imposible olvidar y ahora que podía tener sus recuerdos de antes de caer al lago lo era aún más.
Existía ese alivio de saber quien había sido, pero seguía el sentimiento tan desgarrador en el pecho, ese que era.. La soledad.
Parpadeo un par de veces y observo la calle repleta de agua a la que aún azotaba la lluvia.
El agua se desparramaba de forma rápida por los bordes de la calle hasta las alcantarillas, por lo que me vi sentado en el asfalto estirando mi callado para que tocara la corriente y ésta termina congelándose a rápidos pasos.
Mis ojos sólo corrieron la rápida congelación que terminó doblando en la esquina de la calle donde no pude seguirla más.
Junte un poco más mis rodillas en mi pecho y apreté entre mis manos mi callado.
La lluvia ya había mojado toda mi ropa y mi capucha se pegaba a mi rostro por ello.
No podía evitar sentir que algunas cosas no cambiarían.
Nada cambiaría que Thootia juntarse con emoción los dientes de los niños, que Conejo preparará con anhelo los huevos para las próximas pascuas, ni que Norte siguiera creando más juguetes llenando de felicidad su corazón o que Sam proporcionará tranquilidad a otros en el momento de descansar.
El agua mojaban mi rostro y mi vista se veía borrosa por ello o quizás por otra cosa.
¿Estaba llorando, o sólo era la lluvia?
Suspiro y sintió sus labios temblar pero no tenía frío, él era helado simplemente no sentía mucha incomodidad por las bajas temperaturas.
Entonces sólo eran demasiados pensamientos en una sola noche.
Parpadeo lento y se levantó del borde de la calle que tenía un río helado.
Observó alrededor, las farolas de la calle que iluminaban las casas y las gotas de agua dibujando furiosas por la luz.
Parpadeo algo cansado y decidió volver..
Quizás a el Polo norte, sí, probablemente allí.
No tenía ánimos de pedir al viento si le podría llevar por lo que simplemente comenzó a caminar por la calle.
Buscaría otra puerta si no podía llegar volando, al menos aún no.
#$&¤&$#
Gracias al grupo de los guardianes había descubierto que era muy fuerte, quizás no mucho físicamente pero sí en cuanto a sus poderes.
Pero realmente esperaba no tener que utilizarlos así de nuevo, aunque le gustaría, porque sabía que sólo sería por problemas muy grandes como en aquella ocasión.
Gracias a ellos había conseguido tener una familia, unos amigos, alguien que estaba dispuesto a que les acompañe en cualquier momento.
Y lo agradece, de verdad había estado buscando algo de calma y compañía como ellos.
Y a pesar de haber estado jugando les bromas pesadas por mucho tiempo de verdad les agradecería el que le hubieran aceptado.
Quizás nunca terminaría de agradecerles.
Pero estaba bien con ello.
#$&*&$#
Terminó conduciendo su propio camino al bosque en donde Pitch había sido llevado a las profundidades de la oscuridad.
No le extrañaba y realmente tampoco le guardaba rencor alguno porque realmente solo era alguien que también anhelaba la compañía de otro ser por un motivo muy diferente y desconocido, como el suyo.
La lluvia ya no le golpeaba la húmeda ropa, pero seguía cayendo, gracias a los árboles que tapaban todo el sitio como si fuera un escondite.
El lago se encontraba sin una pizca de hielo gracias a que faltaba aún algunos meses para la temporada de la nieve pero aún así no podía quitar la mirada de tan bonito lugar.
Casi le parecía irónico.
Algunas cosas eran aterradoras y otras eran muy dolorosas.
Era el guardián de la diversión pero aún así se sentía de tan.. Bajo humor.
Era inevitable o al menos así lo veía él.
El que siguiera sufriendo era.. Irónico.
Su callado paso de su mano izquierda a la derecha sin poder evitarlo y con su mano ocupada retrajo la larga manga de su buzo usando dos dedos observando las marcas a lo largo de su piel.
Frunció un poco su ceño sin poder evitarlo, estiró de nuevo la manga y dirigió su vista hacia otro lado.
Fue hasta un árbol cercano, al que le llegaba el agua de la lluvia, y se trepó a el recostandose entre las ramas más grandes.
El agua le llegaba hasta el rostro pero no le importó, ¿Qué más daba si ya estaba empapado?
Nadie parecía querer dejarle descansar por que apenas cerró sus párpados la lluvia empeoró.
Granizo comenzó a caer de forma brusca y estrepitosa.
Le dolieron las primeras tres que le golpearon el rostro y el pecho, luego se movió rápidamente fuera del árbol queriendo refugiarse en otro lugar.
Esa ciudad ya le estaba echando en silencio con esa tormenta, volvería simplemente en unos meses.
- Viento, llévame a otro lugar. - Resignado me límite a susurrar pidiendo un pedido ya que estaba cansado a más no poder.
Cualquier sitio era mejor para intentar olvidar todas las pesadillas mentales que graciosamente no eran causadas por Pitch.
El viento me levantó sin esperar más y me arrastró a otro lugar en silencio.
Dejando que las gotas me mojaran en el viaje y lentamente me hicieran olvidar.
Intentando por lo menos ignorar las cicatrices que se extendían por mis brazos y algunos sitios más, aquellas que solo habían sido causadas por mi mano.
Todas causadas en aquella época no tan lejana en la que era ignorado por todos y no era un guardián.
Esa época en la que tallaba una profunda herida por cada intento imposible en lograr que alguien siquiera pudiera verme.
Cerrando mis ojos al pensar en que sólo había sido un niño en la edad de un muerto.
Por tanto tiempo en soledad y ya haberme vuelto loco sin notarlo.
Era doloroso.
#$%&%$#
Pensar en bosques nevados, montañas nevadas, lagos congelados y termine en un lugar tan contradictorio.
Me encontraba sobre la Isla de Pascua, la madriguera del Conejo gigante más gruñón del mundo y alguien al que muy poco veo realmente.
De todos los lugares más insólitos, viento tenía que arrastrarme a éste, aún que en el último momento opusiera resistencia para poder irme.
Termine descendiendo en un árbol pintoresco cerca de una de las cascadas y varias estatuas de huevos gigantes.
No pude más que sentirme un poco incómodo por el abrasador calor que ese sitio representaba.
Al estar mi cuerpo acostumbrado a estar frío, literalmente, como un muerto.
Apenas me mantenía de puntillas sobre una de las ramas del árbol, observando con cuidado todos los alrededores intentando que nada se congelase por mi culpa y me delatara y arruinara la bonita vista el sitio.
Eso era lo que más me preocupaba al terminar allí, el arruinar algo.
Porque además de sólo molestar con bromas a Bunny jamás me mantenía en el suelo, siempre flotando alrededor evitando tocar algo.
Era como la maldición de arruinar todo lo que tocara con mis manos.
Sin poder evitarlo me observe ambas manos sintiendo como si de repente cargaran cosas muy pesadas cuando simplemente mantenía mi callado en una de ellas.
Suspiré al pensar en ello y salté del árbol.
Podría haber terminado flotando pero el viento no estuvo de acuerdo conmigo.
Por lo que caí de puntillas al suelo congelando un poco el pasto verde y brillante, di un paso al frente observando hacia atrás notando que los rayos del sol derretía el hielo que mi cuerpo generaba al caminar.
Aquello me dejó suspirar tranquilo pero aún así continúe caminando de puntillas manteniendo mi callado pegado a mi cuerpo y evitando que tocara el suelo.
Cada tanto seguía volteando asegurandome de que el hielo efectivamente se derretía como si jamás hubiera estado allí dejando agua recorriendo por entre la hierba.
Paseo rodeando el lago que formaba la cascada evitando estar muy a la orilla para no congelar el agua.
Sentía como poco a poco el sol incluso secaba mis ropas húmedas que habían querido comenzar a congelarse de aquella forma.
Continuó su camino buscando alguna forma de salir de allí quizás dejando muy atrás el lago con la cascada.
Hasta que se adentro en otra parte del bosque, sin realmente poder evitarlo ya que esté rodeaba la cascada.
Buscando por el suelo o entre medio de las enormes estatuas.
Suspirando cuando no encontraba nada realmente que le sirviera.
Incluso ahora ya estaba seguro de que se iría al Polo ya que quería comer galletas repentinamente.
Pronto no pudo evitar sentir el movimiento de las hojas de los árboles a su alrededor sintiéndose por un momento envuelto en un recuerdo demasiado real para sí mismo.
El pasado, ese en el que tenía una hermana y una madre que le pedía que dejara de hacer tantas tonterías juntas.
Cuando había llegado la primavera, por muy extraño que fuera ese suceso y ellos dos fueran a ver las aves volver por un tiempo y algunos animales saliendo de sus cuevas.
Era relajante caminar con ella por todo ese sitio sintiendo que las cosas no estaban del todo mal.
Como si los siguientes siglos no hubieran sucedido realmente.
Hasta que todo eso se rompió, el recuerdo de su hermana se esfumó en el aire y observando fijamente se encontraba un enorme conejo perplejo y algo manchado de pintura de colores.
Sus propios ojos no pudieron evitar abrirse al ser descubierto.
Que mala suerte.
- Jack.. - El conejo le extendió una de sus enormes manos observándola fijamente y con algo de sorpresa. - ¿Estás bien?
Más en ese instante sintió que algunas lágrimas estaban cayendo por sus heladas mejillas.
Si, la peor mala suerte de todas.
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Suspiro en cuanto pudo reaccionar.
Pasó el brazo libre, que no tenía su callado agarrado, y sin cuidado por su rostro antes de observar de nuevo al enorme Australiano.
- No tengo nada, lo siento estaba por ir al Polo. - Pegue media vuelta sin querer prestarle atención para irme rápido de allí.
Lo que me faltaba.
- ¡Espera, Jack!, ¡Jack!
Me moví entre medio de los árboles y me limite a trepar uno para saltar a otro y trepar lo más que pude antes de gritarle al viento que me llevará de nuevo.
No tardó en empujarme y no ignorarme esta vez.
Pero en ello sentí un repentino mareo y sentí como se nublaba mi vista desde las esquinas en tan sólo un instante.
Sentí vértigo por primera vez..
Y luego caí sin poder evitarlo.
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El enorme cuerpo peludo del Australiano atrapó el inerte cuerpo frío que caía del cielo.
Había salido corriendo tras observar el extraño comportamiento del chico.
Que había estado llorando y luego había salido huyendo.
Y menos mal que lo persiguió porque en tan sólo unos momentos lo encontró cayendo en el campo abierto donde ya no habían árboles.
Entre sus brazos podía sentirlo temblar y eso no fue lo suficientemente extraño que sintió, sino que estaba algo tibio.
¿Se suponía que el espíritu del invierno estuviera tibio?
En su conocimiento suficiente eso no era nada bueno.
No se tomó demasiado tiempo para salir en una carrera hasta su acogedora casa.
Corrió hasta su cama y busco una cobija, pero cuando lo estaba envolviendo encontró en su mente que eso no tenía sentido.
Aún con el muchacho en sus brazos, y la manta de todos modos sobre él, observó hacia todos lados intentando idear algún plan.
Él no podría cuidarlo allí, su madriguera era un sitio fuera de temperatura para Jack.
Estuvo estático por unos minutos hasta que por su mente pasó la pequeña conversación que tuvo con el espíritu de la diversión.
"Estaba por ir al polo"
Eso era lo suficientemente bueno, allá hacia el suficiente frío y estaba Norte, quien seguramente sabría qué hacer en una situación así y con un paciente como Frost.
Tomó el callado del muchacho y lo ató a su cuerpo con sus boomerangs, y amarró el cuerpo del mismo utilizando la manta y otra más por si las dudas.
Debía partir por uno de sus túneles hacia el Polo aunque no le gustará el frío, ya que Jack lo necesitaba.
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Sus patas apenas le temblaban, y su pecho tiritaba por el frío que de igual forma irradiaba el muchacho.
Estaba fuera del taller de Norte y aún así parecía estar aún muy lejos porque se había levantado una tormenta de nieve que lo empujaba hacia todos lados menos al frente.
Clavaba sus patas de igual forma en la nieve intentando mantenerse en el mismo rumbo, apretando el cuerpo más pequeño contra el.
El viento lo empujaba pero igualmente el mismo empujaba hacia el lado contrario, peleando por que lo que fuera que tuviera el muchacho no fuera algo grave.
Su brazo derecho golpeó la enorme puerta de madera del taller un par de veces, pero preso de la angustia no espero mucho y le dio una patada para abrirla.
Los Yetis se habían arremolinado cerca de la puerta pero aún algo lejos, como a punto de atacar a quien fuera que entrará.
Aunque todo movimiento se detuvo en cuanto lo vieron entrar, pero no le presto atención a ello y emprendió una rápida y casi desesperada caminata hacia la oficina de Norte.
Subió las escaleras a prisa y empujó sólo con su brazo la puerta de la oficina, Norte no tardó mucho en levantar su vista de los bloques de hielo en sus manos.
- Bunny..
- Tenemos un problema.
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Jack se encontraba sobre la laguna congelada.
La pequeña niña frente a él irradiaba todo el miedo que la situación le hacía sentir.
- Tranquila, tranquila, no te va a pasar nada. - Movía apenas sus manos frente a su cuerpo, dando a entender que él no permitiría que nada pasará.
- Tu siempre estas jugando Jack. - Ella apenas se movía por miedo a que las grietas en el hielo ya no fueran sólo eso.
- Esto es sólo un juego, ya sabes como todos los días.. - El apenas dio un paso y observó que bajo su propio movimiento el hielo debajo suyo se agrieto bajo su peso.
- No lo creo, jack. - Mencionó asustada y algo enojada porque su hermano jugara en un momento como ese.
- ¿Qué te parece si jugamos a saltar? - Se negó a observar su propio suelo, y observó los pies de su hermana. - Juguemos a brincar. - Observó a sus lados antes de encontrar algo con que remediar la situación, observando una rama alargada no muy lejos. - Es tan fácil como contar hasta tres, uno.. - Piso algo lejos y con lentitud, observando que no se agrietaba debajo probó sólo pararse sobre ese pie exagerando su propia reacción, logrando que la expresión en la más pequeña se alejara del miedo. - Dos.. - Dio otro paso tanteante. - Tres, ¿Lo ves?, es muy sencillo. - Aterrizó cerca de la vara y la tomó agachándose de cuclillas observando a su hermana y alentando la.
Ella dio el primer paso cuando el la acompaño comenzando a contar.
- Jack.. - Ella medio soltó alarmada al ver que en su segundo paso el hielo se agrietaba y rompía de forma alarmante bajo ella.
Sus miradas se juntaron en un segundo cuando Jack la lanzó hacia otra dirección con ayuda de la vara y evitó que llegará a hundirse en el hielo.
- ¿Estas bien? - Sus ojos se encontraron con los de ella, devolviendo sólo asombro por lo que no pudo evitar soltar una pequeña risa asustada por el asunto.
Camino lentamente hacia ella, apretando la rama que había usado, y observando por donde caminaba, hasta llegar a ella y abrazarla.
A pesar de todo, él había estado asustado.
Pero ahora todo estaba bien.
Ahora tu estas bien.
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Abrió sus ojos lentamente, sintiendo que todo su alrededor era borroso y algo extraño.
Sentía su cuello hormiguear al igual que sus dedos.
Sus ojos picaban un poco y no lograba encontrar su callado.
Se impulsó con sus brazos y se sentó, su cabeza giró y sintió náuseas.
Nada, puro silencio y su cabeza en blanco.
Su rostro estaba mojado, pero no podía recordar porqué.
Sus manos temblorosa subieron y limpiaron las lágrimas, pero ellas simplemente siguieron cayendo por un rato.
Las dejó que hicieran lo que quisieran mientras él observaba a su alrededor.
Parecía que estaba en el polo, y sólo lo sabía porque a través de la ventana, a su lado, sólo había nieve, borrosa pero era nieve.
También podría haber sido cualquier otro lugar, pero a esas alturas no podía simplemente confundirlo.
Parecía ser cualquier otra habitación, pues había una cama en la que sólo entraría una persona o tres apretadas.
Y no había nadie más.
Se sintió tranquilo por un instante, al menos hasta que sintió comezón en sus brazos y decidió rascarse.
Sus pocas uñas hicieron buen trabajo, hasta que la picazón se volvió ligero dolor.
Bajo sólo su manga derecha y con solo observar un poco los recuerdos de hacía poco tiempo, él pensaba, volvieron golpeándolo como grandes olas de dolor.
Frunció sus ojos bajo el dolor de los recuerdos.
Desde un inicio no había sido un guardián.
Desde un inicio no había estado nadie con él.
Y desde un inicio nadie podía verlo.
No estaba con vida.
Ese fue su primer pensamiento al observar a los niños, adultos, animales, todos pasando a través de él.
Como en una amarga pesadilla.
Y tenía miedo desde entonces.
Era como renacer, ¿No es así?
Porque no podría simplemente nacer de un lago congelado y siendo un adulto, ¿Verdad?
No le gustó pensar así, así que se fue.
Se alejó de donde él 'nació' y fue a cualquier otro sitio.
Hasta que terminó en un sitio realmente sorprendente.
Era sólo una isla, rodeada de agua y nada más.
Le gustó el sitio porque siempre hacía frío.
Se quedó un tiempo, todo el pueblo era realmente sorprendente.
Guerreros, sorprendentes vikingos.
Él mismo no lo hubiera pensado.
Habían vikingos, o bueno, así los llamaba un niño que resaltaba por ser tan diferente.
No tenía musculatura, era una astillita de madera, no era rápido, pero era muy apoyado por los de la aldea.
Era muy extraño en cierto sentido, como el que las personas no pudieran verlo.
Sintió cierta simpatía por el chico, así que se quedó un tiempo con él.
Y más tarde que temprano se enteró que, extrañamente, en esa isla también vivían dragones.
Imagínense mi cara cuando me enteré.
Aunque no se porque me sorprendí, si sabía que existía un conejo gigante y una hada gigante.
Era realmente una reacción extraña.
Realmente, pobre Tsuna
Poor Tsuna
Tsuna se convierte en Arcobaleno de forma injusta a los quince.
Su madre muere por su culpa en un día de compras, ella es atropellada cuando lo empuja fuera de la carretera por no ir prestando atención.
El queda solo, nadie puede decirle nada cuando él vuelve a su casa y se encierra por dos, tres, cuatro y cinco días en la oscuridad y silencio de su habitación.
Observando desde una esquina al vacío absoluto que resulta ser ahora su vida, sin valor como para ir a enfrentar el vacío y silencioso espacio que es la habitación de su madre.
No duerme, no come, no va al baño, casi no respira.
La culpa puede hacerse cargo de todo desde que sucedió, no lo deja en ningún momento, el resto de sentimientos o emociones se mantienen burbujeando y quemando en lo profundo de todo, muy debajo de todo.
Cuando pasa una semana y probablemente corten la luz y el agua por no pagar las últimas facturas es cuando unas pequeñas nieblas se reúnen y dejan aparecer de la nada a un hombre extraño disfrazado.
Tsuna no le presta atención, no lo ve.
- Te propongo un trato, Tsunayoshi.
El hombre extraño sonríe al observar la nula o nada de reacción en el cuerpo solitario en la esquina lejana a la cama y al armario de la habitación.
- Ayúdame con tu vida para tener menos de ella.
Y allí, en medio del solitario rincón donde podría descansar un cadáver, la cabeza se movió lentamente hacia arriba;
Escucho.
_-_-_-_-_-_-_
Cuando no puede apartar la vista del asfalto es cuando recuerda un momento que tuvo con su madre en su niñez.
Recuerda que estaba sentado entre las piernas de su madre y ella había comenzado a explicarle que no podía esperar a ver el gran hombre que se convertiría, y allí ella había puesto sus, en ese momento, pequeñas manos sobre las de ella.
La diferencia se mostraba sin necesitar señalarla o explicarla, y en ése momento Tsuna había pensado en que quería ser grande y fuerte para mostrarle a su mamá que sería el mejor hombre para que ella estuviera feliz.
Pero las nieblas de esa imagen se dispersaron hacia los lados y mostraron lo que no terminaba de entrar en su cabeza y relacionarlo con su madre; La sangre.
Había tanta sangre sobre el asfalto.
Y Tsuna estaba intentando entender de quién, antes de saber que era su culpa.
- A...ah..ah..
Mamá..
De su garganta no lograban salir sus palabras como para poder expresar porque su rostro se sentía tan seco.
Podía escuchar sus latidos retumbar en sus oídos.
__________
El niño miraba la pared fuera de la realidad mientras abrazaba sus piernas y respiraba pausadamente respiración tras respiración.
El tiempo pasaba irrelevante sin esperar que algo sucediera, ni siquiera hizo el intento de contarlo, no quería.
Si alguien había intentado llegar a él al enterarse del suceso, no se había enterado.
Si alguien había pasado para saludarlo sin haberse enterado del suceso, tampoco se había enterado.
Si alguien pensó que la casa estaba abandonada y ya nadie vivía allí, tampoco se enteró.
El tiempo y el sonido habían dejado de afectar su mente.
Y había tanta tranquilidad.
Parpadeo lentamente antes de seguir observando la pared liza de color amarillo marchito, la cual nadie podría decir si era su color ya que nadie entraría o traería la luz para intentarlo.
La pared no tenía nada más que toda la atención que podría tener de un niño que no cuánta como un ser vivo sano.
El niño miraba la pared y no pensaba o podía apartar la vista del punto invisible, ya que no tenía el valor de intentar enfrentar la realidad.
La sangre y el cuerpo tirado allí.
Al otro lado de la pared estaba la habitación de su madre, una habitación que no se permitiría ver porque su madre decía que era de mala educación revisar los cuartos ajenos, y Tsuna fue muy bien educado para no hacerlo.
Así que no tiene que ir a ver el cuarto de su madre porque no lo necesitaba, ella vendría en algún momento a decirle que se cambie y baje a desayunar para ir a la escuela o se le hará tarde.
Lo espera, porque la sangre y el cuerpo de su madre no estaban en el pavimento.
Y no eran de ella.
Sólo tenía que esperar a que la habitación se iluminara con la mañana y su madre saldrá de su cuarto, caminara por el pasillo y tocará la puerta de Tsuna.
Pero su cuarto está en penumbras.
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En algún punto su mente sólo comenzó a girar en el recuerdo doloroso y sólido clavado en su párpados cerrados.
Dormir desapareció de la lista de opciones, así que sólo se quedaba despierto, el sueño no le molestaba y en algún punto dejó de estar presente, como si hubiera dormido lo suficiente como para sacarlo de encima y de su sistema.
No está seguro de cuánto falta para la mañana, pero no está impaciente por su llegada, puede esperarla un poco más.
El amanecer llegaría, su madre se despertaría, bajaría a preparar el desayuno antes de despertarlo y luego lo despedirá con un beso y un gran deseo de buena suerte para su día.
Si, la rutina.
Hay que apegarse a la rutina manchada de sangre.
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No sabe cuánto tiempo espero, todo parece tan lento de todas formas, no hay cambios a su alrededor como para que supiera si el tiempo continuó avanzando o sólo su mente lo hace ver de esa forma.
Pero lo que sí sabe es que su madre no vendrá.
Cree que lo supo muy pronto o muy temprano, no lo había intentado pero de todas formas no iba a salir de su cuarto ni siquiera para ir al baño.
Las necesidades como comer o tomar agua fueron muriendo con el paso de los minutos quizás, el tiempo se volvió algo tan vago y ajeno que ya no está seguro de poder medirlo adecuadamente.
Y no tiene el valor como para moverse y dejar de observar el lugar que él sabe que su madre ocupaba en la cama al otro lado de la pared.
Su cuerpo se sentía ajeno a su ser y nada pasaba realmente por su mente mientras observaba, encorvado sobre sí mismo, hacia la pared.
Aunque alguna cosa quisiera cambiar no estaba completamente seguro de que pudiera detectarla, ya no.
Había matado a su propia madre.
La sangre.
No podría perdonarse jamás.
Tanta sangre sobre el asfalto.
Sonaba injusto pero.. ¿Podría terminar esto pronto?
El pequeño cuerpo en la esquina oscura no se movió, no sintió el cambio y no dejó de prestar fantasmal atención a una pared vacía.
Las nieblas escondidas en el polvo acumulado debajo de la cama, el espacio entre el armario y el suelo debajo la alfombra, se arremolinaron lentamente en el medio de la habitación hasta formar un pequeño remolino grisáceo que no podía apreciarse en las penumbras y en un instante desaparecer para dejar en su lugar un cuerpo estático, firme y grande.
El cuerpo extraño no hizo el intento de mirar a su alrededor como si no supiera donde estaba, por lo que sólo observaba un lugar específico que era ocupado por un pequeño cuerpo enrollado en la oscuridad.
Debería intentar acercarse pero no lo hizo, como si supiera que la cercanía no haría un gran cambio en la situación.
- Te propongo un trato, Tsunayoshi. - Bailo suave la voz del extraño, rompiendo los hilos del silencio que fueron creación de una semana de dolor y desprecio en la habitación cerrada al mundo exterior.
Y el sujeto enmascarado no se contuvo en sonreír invisible bajo su máscara y soltar una pequeña risita al recibir de respuesta el silencio de parte del cuerpo en la esquina.
Era algo que de alguna forma esperaba.
- Ayúdame con tu vida y ella será acortada para ti.
Y allí, en el silencio de un cementerio lleno de dolor, remordimiento, amargura y culpa, el cuerpo abandonado y dejado de un niño de tan sólo quince años, mostró movimiento luego de una semana de sólo respiraciones lentas y letales.
Levantó la cabeza hacia arriba y el intruso pudo ver en él, y contra toda lógica de la ceguera en las penumbras, a través de su máscara; los ojos amarronados y alejados de toda luz de vida de un ser que lo perdió todo y fue consumido por la culpa.
Y en medio del silencio de la habitación carente de una vida saludable, pudo escuchar el pedido desesperado del corazón de un ser que se sentía tan solo.
Te escucho.
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Checker Face podía admitir que estaba ciertamente sorprendido.
Pero a pesar de que él sabía que la mezcla entre uno de ellos y un humano era una muy mala idea, más allá de que estuviera enamorado de Aria y la quisiera para él, pero el resultado de la mezcla debería de dar un ser superior a los humanos aunque fuera inferior a uno de ellos.
Aún así, ¿Cómo era posible que un simple humano tuviera llamas más puras que un descendiente de Aria?
Era imposible.
Pero justo aquí tenía la prueba, justo frente a sus ojos tenía la prueba de que eso era incorrecto.
Apriciono el cuerpo más pequeño contra el muro, sin oportunidades de que pudiera escapar. Las emosiones recorrían con fuerza por su cuerpo, fluyendo rayos de adrenalina en cada latido por sus extremidades. Algo más lo hizo sonreír. Observe el cabello que se eleva sobre su pequeña figura, las manos recorriendo por la tela de la ropa, intentando arrancarlo con desesperación. Pero algo le enfrió repentinamente los huesos, sus manos quedaron congeladas en su sitio, sobre el elástico del pantalón contrario, y observó. Observó como la cabeza del niño frente a él se volteaba lentamente, en llamas. Sus ojos se expandieron en terror. Los ojos del niño habían cambiado completamente, no eran suaves, asustados, eran de furia. Los ojos afilados, pintados de otro color, los dientes apretados y al descubierto, era un animal furioso. Que mala elección de presa está noche.
Sam Manson glares out across the sea of the rich, snobby ‘elite.’ The people mingling with one another, all fake smiles and false niceties slipping from their lips easily. Every face a mask they put on to hide their true selves from the view of the public. They made Sam sick. She hated Galas, particularly the ones that took her away from Amity.
So of course, her parents had insisted that they simply must attend the gala in Gotham being held by none other than Bruce Wayne. They couldn’t miss out on the opportunity to see their old pal again.
Though Sam thought it was more like they wanted to suck up to the man for some business venture.
Or try to set her up with one of his sons again.
At least she got to see Gotham’s architecture. That was a positive, she concluded. She’d get some cool photos out of the trip to show Danny and Tucker back home. And maybe she’d get to see one of Gotham’s infamous vigilantes up close, she could try to learn anything from gauging the way they handled themselves that might be useful for Danny.
Sam readjusted her stance, the fabric of the obnoxiously pink dress making her legs itch uncomfortably. Her mother had gone through her luggage before they left when Sam hadn’t been looking and slipped in the monstrosity she was currently wearing, and removing the dresses she had selected for this torturous night. She was becoming moodier, and ‘crabbier’ as Tucker and Danny might have put it, by the second.
Maybe she could ‘accidentally’ trip into the chocolate fountain and ruin the dress. At least then she’d be getting some form of retribution for being forced into the frilly cocoon of humiliation. And it’s not like her parents would be able to scold her too much in front of all the other rich schmuks attending the party. As Sam was eyeing the chocolate fountain she noticed in her peripheral vision a person approaching her.
“Not in a party mood I take it?” Asked whoever had walked up to her.
Sam turned to examine the guy in front of her. He looked to be roughly her age, dark skin and a fancy suit that he looked uncomfortable in. A nervous energy permitted off of him, Sam guessed he wasn’t used to these sorts of events and was unashamedly out of his depth.
“Nah, not particularly,” Sam offered with a shrug, “you seem like you want to be here as much as I do.”
“Ah yeah,” the guy rubbed the back of his neck and smiled sheepishly, “I’m kinda only here because my brother didn’t want to be here alone and most of our other siblings were unavailable aside from my sister and I. But now he’s off talking to a friend of his that happened to be here, and my sister’s disappeared to who knows where.”
“That’s rough buddy,” Sam offers him a sympathetic smile.
The guy snorts before asking, “did you just quote Zuko?” And Sam grins. He holds out his hand to her, “Duke Thomas.”
Sam shakes his hand, “Sam Manson. Nice to meet you, Duke.”
Duke visibly appears to relax a little and the air of nervousness around his somewhat dissipates. He shifts of his feet for a moment before deciding on something. “So,” he starts, “if you weren’t stuck here what you normally be doing with your time?”
“Probably playing Doom with my two best friends back home,” Sam doesn’t mention anything about the ghosts. She hopes Danny and Tucker are alright in their own.
“Oh cool,” Duke smiles and Sam would be lying if she said she’d never seen someone so perfectly embody literal sunshine like he did. “I usually play videos games with my siblings. Mario Kart can get super competitive though.”
Sam raised an eyebrow at that, intrigued. “How competitive?”
Duke grimaces slightly but looks amused at the same time, “well, tables have been flipped and expensive things broken. And everyone lost Alfred’s cookie privileges for a week.” He ground out that last part as though it physically pained him.
“Damn. They must be some good cookies if you’re that bummed about it.”
“Your have no idea. Alfred’s cookies are the best thing in the world. Fights have broken out over them.”
“Your family sound insane,” Sam chuckles and quickly adds, “in a good way.”
Duke grins at her, “yeah they’re kinda crazy sometimes, but they’re great. Really. I don’t know what I’d do without them.”
“It must be nice, having siblings like that.”
“Do you have any siblings?”
“Nah,” Sam shakes her head, “only child.”
Before either of them know or Sam and Duke have been talking for nearly the entire gala. They remained glued to one another chatting even as one or both of them wanted to grab something to eat from the buffet table. Their interactions didn’t go unnoticed by Bruce and the others.
Sam couldn’t remember the last time she had such a normal and fun conversation with someone other than Danny or Tucker.
The end of the night came too soon, Sam felt. Things were winding down and people were bidding others farewell. She could see her parents speaking with Bruce Wayne, possibly thanking him for a wonderful night.
“Looks like I’ll probably be leaving soon,” Sam deflated a little.
Duke pondered something for a moment but seemed to reach a decision quickly. He pulled out his phone and offered it to Sam, “here, give me your number. We can keep talking later. If you want that is.”
And Sam couldn’t find any reason to say no, especially when Duke was smiling like that. “Sure,” he took the phone from his hand and added her number into his contacts. She pulled out her own phone and handed it to him to add his number in too.
“Well then,” Duke fighters with the end of his suit jacket.
“Sammikins!” Pamela Manson called out, “it’s time to go sweetie.”
“I’ll talk to you late?” Duke asked with a smile.
“Yeah,” Sam smiled back, “talk to you later Duke.”
Parte 3
- Soy una bomba de tiempo, la energía que tengo no la puedo retener en mi cuerpo, por lo tanto me llevare a todo el que pueda conmigo.
Mi cuerpo había comenzado a absorber la energía de ese sujeto.
- ¿Qué se supone que estas intentando?
No le respondí solo lo observe fijamente con mis ojos vacíos en odio.
En esos momentos, ya no podía pensar en nada.
Estaba cegado por todo.
Ni siquiera se si en ese momento podría haber estado respirando.
En un par de segundos le quite la energía a ese hombre, y lo seguí observando.
Se le veía asustado.
Curioso dato ¿No?
La bomba de tiempo ahora estaba dentro de mi cuerpo.
Pero, en ese momento no me importaba.
Estaba dañado, y solo.
Ya nada parecía poder acatar mi atención.
Hasta que sentí un pinchazo.
Baje solo un poco mis vista, y en el lado izquierdo de mi pecho había un fierro.
Me gire, y a lo lejos Ritsu y Hanazawa me observaban estupefactos.
Ellos no habían sido.
Por lo que volví mi vista al frente, y observe a ese tipo de nuevo.
Me miraba sorprendido, pero tampoco parecía haber sido el causante.
Tampoco me llego a importar verdaderamente en ese momento, pero ahora se, que mi propio pensamiento interno sabía quién había sido el causante.
El alma de Reigen, había pasado desapercibida por mi.
Él quería que esto terminara.
Después de todo, también sigo siendo humano ¿No?
La energía desapareció de la nada, tampoco hubo explosión o algo parecido.
Simplemente nada.
Ni tampoco cuerpo que justifique al causante de los destrozos a la ciudad.
Si, ese día morí.
Suena muy seco y cruel, pero es la verdad lo que vale ¿No?
(-_*+*_-)
Lo sucedido en esa ocasión, lo tengo presente en todo momento.
Pareciera ser solo un sueño amargo, pero es un recuerdo claro y aterrador.
Luego de pasar por varias dimensiones, claro, después de aceptar que lo eran, saque la conclusión de que luego de ser "apuñalado", la energía que absorbió con mi cuerpo se fusionó conmigo totalmente, por que hasta el momento no he explotado o sido privado de mis poderes.
En ninguna de las dimensiones.
Sino, que han ido incrementado.
Recuerdo muy bien, que después de mi "primera" muerte, cuando "reaparecí", estaba en un hospital, el cual... estaba completamente destruido.
Había fuego en algunos sitios, y escombros por todos lados.
Eh incluso cuerpos... y sangre.
Tenía vendado mi ojo izquierdo, y el brazo derecho.
Ah, y si, en ese momento me desespere.
- GGGHHHAAAAAAA
Mi contador subió a su límite de la nada.
Y mis lágrimas comenzaron a caer.
100%
Desesperación
Mi poder había apagado las llamas que habían, y acomodado los escombros en su lugar.
Sacando los cuerpos humanos inconscientes, de tanto pacientes, como doctores y familiares, apartándose de los pedazos de escombros que flotaban y se iban amoldando nuevamente a la estructura de lo que había sido un hospital.
Me sentía un auténtico monstruo.
Fuera de lugar en la sociedad.
Una maldición para las personas.
Pero en ese momento, fue cuando no pude prestar más atención a mis memorias, por el grito de unos espíritus.
- ¡Maldición!, ¡Mi familia! ¡Tienes que ayudarlos!
Al escucharle hablar, voltee a verle, sin dejar de llorar.
- ¡Por favor! ¡Salva a mi familia, salva a todos!
Me sentía como a punto de vomitar, y con un horrible sentimiento dentro. Devolví mi vista al frente, y extendí mi mano derecha. Rellene de energía vital a todas las personas que estaban en el hospital, incluso en los alrededores, y a los espíritus. Las heridas de las personas comenzaron a cerrar, las enfermedades a desaparecer, los cuerpos que sufrieron grandes daños, por choques y accidentes, todos comenzaban a estar mejor, completamente curados. Esa habilidad la logre desarrollar bien luego de un par de meses más. Había terminado, suspendido en el aire, frente al lugar. Sentí a unos cuantos espíritus acercarse a mi. Me rodearon, pero no me moví ni siquiera un milímetro. - Gracias.. Gire mi cabeza hacia la derecha, ahí estaba el que me había hablado antes. Podía sentir lo que ellos sentían en ese momento. Miedo y tranquilidad. Era algo realmente extraño.
Un par de ellos intentaron atacarme de pronto, pero no lograron atravesar la barrera.
No hice nada más que observarles.
Tenía la memoria de la imagen de Reigen, pegada a mis retinas.
Estaba desesperado.
Estaba abandonado.
Estaba solo.
(_-+*+-_)
Recuerdo que luego de que intentaron atacarme, descendí al suelo, y me aleje del hospital.
Los espíritus no me siguieron.
Pero tampoco les habría dado importancia si lo hacían.
En ese momento, no sabía que estaba pasando.
Estaba asustado, solo, y sin que nadie me pudiera explicar qué sucedía.
Ese fue, el primer y único "mundo", en el que no tuve la relación de hermanos, con Ritsu.
Éramos completos desconocidos.
Hasta que inicie secundaria, que fue cuando lo conocí y me convertí en su amigo.
"Mis padres" en ese entonces, eran personas que no conocía, por lo tanto me limite a solo llamarlos "Mamá y papá", para no ponerlos tristes o levantar sospechas al intentar explicarles algo que no resultaba para nada razonable.
No eran malas personas.
No me trataban para nada mal.
Pero no podía tenerle cariño sincero a alguien que verdaderamente no conocía.
Me críe con esas personas por alrededor de veinte años, y luego comencé a trabajar, "reencontrándome" en el camino con algunos de los que fueron mis compañeros en la escuela de la primera dimensión.
El caso fue, que en esa y las siguientes dimensiones trabaje relacionándome con cosas espiritistas.
Tenía la esperanza de que podría encontrarme con Shisho en, al menos, una de las dimensiones, si seguía en ello.
Pero.. Falle en ello también.
En la siguiente dimensión a esa, Ritsu fue, o intentó ser inconscientemente, mi apoyo emocional.
Incluso intente enamorarme o salir con alguien más.
Pensé que a lo mejor se me estaba mandando de dimensión en dimensión para ello.
Pero..
No pude estar más en ello de lo necesario.
Era inútil, e incluso si pensaba en ello, era delirante.
No me sentía cómodo con ello.
En ello fui pasando.
De realidad a realidad.
Viví varias cosas realmente aterradoras en ellas.
Como la salida de mis emociones, no muchas veces, pero si fuertes.
El hombre al que le había robado su energía en la primera dimensión, reapareció en varias más.
Bajo el nombre de Touichirou Suzuki, el padre de Shou, el chico que estaba cuando nos atacaron las personas de las cicatrices, junto con el viejo raro.
Me enteré mucho después que era amigo de mi hermano.
Me enfrente nuevamente a su padre.
Absorbió su poder nuevamente, y mi cuerpo lo acepto de forma natural, ya que mi alcance se había agrandado.
Evite que el resto de las personas salieran heridas.
Pero estaba asustado.
¿En que me había convertido?
Esa mirada, escrupula y fija, le provocaba tantas sensaciones que no sabía como reaccionar a ellas. Esos ojos grisáceos, firmes y afilados le observaban tan tranquilamente y demostraban tantas cosas sin mediar una sola palabra, que lo hacía sentír como que no era el mismo y que le estaba robando el cuerpo a alguien más. Esos sentimientos que se le eran transmitidos eran un tornado realmente salido de la misma nada... O quizás no. Y a pesar de sólo estar observandose fijamente, sin apartar la mirada una de la otra, no lograba entender del todo ese golpe de sentimientos. Era en ese momento en que pensaba que realmente esos sentimientos no eran para él. Le estaba robando la vida a alguien más. - Eren.. La mano de la persona desconocida, quién portaba aquella inmutable pero expresiva mirada, había llegado sin que pudiera darme cuenta hasta mi rostro, que sentía lejano al no sentir ni mi propia piel. Sólo que el tacto ajeno quemaba. La voz me había paralizado, como me había dejado observar el reflejo de un cabello negro que sólo me provoco un estrujon en el pecho. - Eren.. Eren yo- Más la realidad se difumino en un instante y me quedé sólo. En silencio. Sintiendo frío. Solo frío. #$&¤&$# Abrí mis ojos de forma rápida aún con mi vista borrosa y con algo de cansancio, pero sin mover ningún músculo más. Mi mandíbula estaba tensa y mis dientes apretados. Abajo mis manos apretaban las telas de mi cama por el recuerdo de esa pesadilla. Solía tenerla con frecuencia, aunque los escenarios fueran diferentes. Sabía que era el mismo, porque podía sentirlo. Pero, en esta ocasión, incluso mi pulso parecía haberse detenido, porque ahora iba muy rapido como si intentará de forma desesperada que el pulso no volviera a bajar o no volvería. Sentía mi rostro húmedo y ríos de lágrimas bajando por mis mejillas. Cerré un poco mis ojos observando borroso. No se que diablos sucede. Pero estoy cansado de estó. Cansado de tener esa clase de sueños. Cansado de que la pesadilla me corra y no termine aunque me hubiera despertado. Un pequeño llanto se escapó entre mis labios tembloroso. Es... Doloroso. El sonido de la puerta siendo abierta a mi izquierda paso algo desapercibida por el dolor aún latente en mi pecho.
Estoy completamente de acuerdo
Danny: "Just because I had 'ghost' sense didn't mean I had common sense."
BNHA AU (Viaje en el tiempo)
Fue muy confuso.
Todo es muy confuso.
Aún hay muchos misterios, desastres, villanos por atrapar y personas por salvar.
Aunque All Might se haya ido los peligros siguen llegando uno tras otro, por ello nosotros seguimos combatiendo.
Aún sin él debemos seguir manteniendo el equilibrio en el mundo hasta el último momento.
La Liga no se detuvo por All Might y no lo hará ahora que él ya no está.
Con hechos de esa clase de magnitud había tenido que lidiar aún después de volverme un héroe.
Por varios años de hecho, junto con quienes habían sido mis compañeros y quienes se habían formado y habían crecido conmigo, Kacchan incluido.
Suspire al pensarlo.
Al menos eso había sido de mi vida en mi propio universo.
Siempre me parecieron interesantes los viajes en el tiempo, como a cualquiera en realidad, y las dimensiones paralelas, pero a pesar de eso no las había terminado realmente de creer.
O al menos hasta ahora.
Aunque soy un héroe, en este nuevo mundo no soy nadie y hasta el momento me he encargado de que eso se quede de esa forma.
Sólo hace una semana que estoy en este 'nuevo' sitio, luego de haber 'caído' del cielo una tarde calurosa.
Estaba vestido con mi traje de héroe que fue mejorado demasiadas veces con los años y algo un tanto diferente del que portaba en la escuela, portando mi capucha que cubría todo mi rostro y mi cabello, y que solía colgar de mi traje a mis espaldas.
Cuando caí termine estrellando mi cuerpo de forma forzada, dolorosa y algo desastrosa, luego de rebotar en un edificio rompiendo alguna ventanas y provocando grandes destrozos, caí sobre la mitad de una calle provocando que el cemento se levantará por el golpe y se creará un enorme cráter bajo mi cuerpo.
Me asusté por supuesto e intente levantarme rápidamente pero termine quejandome de los dolores que tenía por la caída, teniendo por defecto dificultad en el movimiento, seguro de que algo se había roto o estaba cerca de romperse.
Había salido del cráter casi a rastras y con lo primero que me había topado era con las miradas de muchos civiles observando mis movimientos desde cerca y también lejos, curiosos y confundidos, el cómo salía del asfalto.
Me observaban confundidos y algo aterrados, quizás que me hubiera caído de ese tipo de altura y siguiera 'bien', ya que comenzaba a pasarme factura la adrenalina luego del tremendo estruendo.
O porque también podría ser un Villano.
No había alcanzado a reaccionar cuando había sido abruptamente 'arrojado' aquí.
De allí el aterrizaje forzoso.
Pero además del susto, las miradas incriminadoras, su pulso acelerado en su garganta y el dolor en su cuerpo que por el momento era soportable, seguía vivo.
A pesar de todo, seguía vivo.
Apretó los dientes por ello no sabiendo realmente cómo sentirse al respecto.
Recuerda que salió de cráter a pasos lentos mientras las personas a su alrededor lo observaban estáticas, críticas, mirándolo de forma extraña, y no es tan tonto como para no saber el porqué de esas miradas, y por su empatía podía saber que esas personas estaban asustadas.
Asustadas de él, un completo desconocido.
Y por ello y las circunstancias en las que había estado antes de 'llegar' allí, fue que tomó mucho aire para llenar sus pulmones y se mantuvo sereno.
Ese no era su mundo.
Lo supo en cuanto observo a esas personas.
Lo supo en cuanto observó a su alrededor.
Lo supo en cuanto observo el cielo.
O quizás ya lo sabía antes de caer, pero no quería creerlo.
Algo extraño estaba sucediendo y eso era lo más factible por el momento, eso o él ya había caído en la locura.
Lo único que debía mantener en su mente era mantener la calma, nada conseguiría entrando en pánico.
Se agarraba su costado izquierdo ya que inevitablemente allí pinchaba y punzaba. Mientras caminaba pausado suspirando cada tanto por los dolores y notando cómo las personas se apartaban del camino mientras él avanzaba.
Se dirigía a lo que él consideraba una zona más abierta, necesitaba ubicarse y con esos edificios altos a su alrededor no había mucho caso.
Se había acostumbrado a los espacios más abiertos después de todo.
Los susurros de la gente y sus propios pasos resonando en el asfalto fueron abruptamente callados por el sonido de la sirena de una patrulla de policía que se acercaba.
No queriendo interponerse aún en ese mundo desconocido y observando una ambulancia a lo lejos que se dirigía hacía allí también, dobló a la izquierda adentrándose de un empujón entre la gente que observaba atónita lo que hacía, aprovechando un segundo de distracción que crearon las patrullas al llegar, y a pesar de su dolorosa y agónica condición comenzó a correr sin previo aviso para perderse entre la ola de gente desprevenida, haciendo uso de sus habilidades y todo el entrenamiento que tuvo con sus años pasados, que apenas y podían observarle pasar.
Hasta que pasando una segunda cuadra quizás, pudo introducirse en un callejón cualquiera que tampoco tuvo tiempo de elegir, para perderse de quienes escuchaba habían comenzado a seguirlo.
Estaba muy adolorido.
¿Qué estaba sucediendo?
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En algún punto logró escabullirse por entre los edificios de la ciudad, de la gente y de todo sonido retumbante, y no tardó en conseguir hallar una pequeña zona de edificios viejos abandonados.
Bastante conveniente, se permitía pensar.
Perdiéndose de la vista de cualquier ojo curioso, acusador u hostil.
Sus pasos resonaron cansados en la vieja construcción que se quejaba bajo su peso, hasta llegar a una pared oscura y agrietada justo bajo una iluminada ventana contra la cual se dejó caer súbitamente provocando una mueca de dolor por el brutó movimiento, conteniendo cualquier queja en su garganta y sin importarle nada más que descansar se deslizó hacia abajo.
Todo estaba hecho un caos.
Y él mismo dudaba realmente de estar en todos sus sentidos en esos instantes.
Se arrancó su capucha hacia atrás y una vez liberada su desordenada y bastante larga cabellera, suspiro.
Estaba cansado.
No podía dejar su sorpresa de lado.
Luego de cambiarse a ropa de civil, que graciosamente en esa ocasión y agradeciendo a sus adentros el haberlo hecho antes de salir de su casa, si llevaba bajo su traje, dejando luego éste escondido detrás de una de las tablas de madera que servían de pared en aquel lugar viejo y lleno de polvo en el que se escondería por un tiempo.
No sabía cuánto tiempo estaría en este nuevo mundo por lo que investigaría un poco, buscaría un trabajo y se rentaría un departamento en el que poder estar por lo tanto, mientras todo estuviera en orden.
Por mientras se quedaría allí.
Igualmente, por ser naturalmente curioso no pudo evitar salir aún sin estar del todo recuperado, vistiendo un pantalón deportivo que tapaba la parte superior de las zapatillas de su traje que era la parte que aún portaba, y una playera sin mangas que dejaba al descubierto sus brazos repletos de cicatrices al igual que su rostro.
Saliendo encubierto o más o menos, hacia la ciudad para averiguar qué sucedía en ese mundo o al menos una pequeña parte.
Realmente estaba convencido de que en este nuevo mundo no sucedió lo que en el suyo si.
Y esperaba que no estuviera ocurriendo, realmente.
Apretó sus labios.
Nadie querría que aquello sucediera en el mundo.
En ninguno realmente.
Continuó caminando, luego de dormir una noche a medias estaba algo mejor gracias a su resistencia, pudo confirmar o tanto como pudiera que no se había roto nada y eso era un alivio.
Y lo único que tenía era una que otra herida tapada en sangre seca y varios hematomas, nada realmente alarmante para él.
Observó hacia los alrededores realmente nostálgico en su mente.
Había tomado otro camino al salir de su improvisado 'refugio' a las suponía seis de la mañana ya que acostumbraba a despertar a esa hora sin necesidad de una alarma, quizás para evitar las pesadillas, siquiera traía algún reloj consigo como para confirmarlo.
Se había topado con un parque de juegos luego de caminar un largo tramo, plantado justo en el comienzo de un bosque, un lugar vacío a esa hora pero repleto de recuerdos para él en todo momento aunque no fuera del todo su mundo.
En ese parque solía jugar con Katsuki y sin poder contener una pequeña risa recordó que también solía ser golpeado por él.
No podía evitar pensar que esos eran buenos tiempos.
Movió su vista hacia los columpios y sin darse cuenta se había encaminado hacia ellos y se terminó sentando en el que recordaba él mismo se sentaba de niño.
Estaba algo apretado para su cadera ahora, lo cual no pudo evitar sacarle una sonrisa triste puesto que a lo largo de los años pasados su cuerpo había crecido y cambiado mucho.
Esos años en los que estuvo intentando volver a formar una amistad con Katsuki.
Haciéndole notar que aquellas memorias ya eran muy pasadas.
Y allí se quedó no sabiendo realmente cuanto tiempo o porqué, sólo observando en silencio los autos que pasaban frente al parque, de quienes entraban a trabajar a ese horario e impulsandose lento en la hamaca en silencio.
¿Qué dañaba esperar un poco más?
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Sin poder resistirse recordaba todos los sucesos que le habían estado ocurriendo los últimos dos años, hasta hacía un día atrás en cuanto había llegado allí.
Notando los colores de la mañana pintar por sobre los árboles y las calles notando a más personas caminar a lo lejos con o sin niños agarrados de la mano o a los niños de a grupos yendo a la escuela.
Esa pareció ser suficiente señal para sí mismo por lo que se levantó del columpio y hecho a andar hacia la calle frente al parque que no estaba a más de cuatro metros y algo, por la que transitaban bastantes personas.
Se comportaba demasiado tranquilo a pesar de la situación, pero no podía sólo enloquecer y estar asustado por ello.
Estaba cansado y no podía sólo demostrarlo.
¿Qué más daba?
No quería volver.
No tenía muchas cosas buenas que extrañar de allí de todos modos.
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Pudo notar varias miradas sobre su persona fácilmente.
Sus cicatrices oscuras llamaban la atención y el que tuviera el cabello largo como una chica quizás también.
Lo tenía enrollado por el calor pero un poco se salía, como no tenía ninguna liga a mano no había podido atarse en una coleta como normalmente prefería.
Debía de tener que adaptarse a varias cosas por el tiempo que fuese.
Si bien no le daba la suficiente atención a las personas a su alrededor, que resultaban verse más bajas que él en esa dimensión diferente de la suya, no pasaba desapercibidas sus miradas extrañadas o sorprendidas.
Quizás se veía muy extraño.
Sólo esperaba que su cabello verde no se hubieran visto en las noticias.
A su lado pasó justo un grupo de niños pequeños de primaria quizás, cuatro de ellos, gritaban algunas cosas y se apresuraban hasta la siguiente cuadra.
A punto de cruzar la calle por la que terminaba de salir un carro.
Ellos no observaron hacia ningún lado de la calle, al rebasar a las personas que iban tranquilas en la misma cuadra.
Los instintos que había perfeccionado en los años me hicieron moverme en un instante hacia la calle justo en el instante en que los niños cruzaban corriendo y un auto cruzaba la misma carretera.
Me coloqué frente al auto y le metí mis manos frente al motor para pararle.
Las personas a mi alrededor no notaron mi presunto movimiento hasta que me encontré frente al vehículo.
Los niños se detuvieron a escasos dos metros, desde donde me encontraba frenando el automóvil, por el susto de haber visto tarde que el que manejaba no frenaría.
Aparte mis manos del metal observando fijamente las marcas de mis dedos al dejarlo abultado y volví en mis sentidos al instante, entendiendo que me había dejado en evidencia, por lo que me sorprendí y salí corriendo para esconderme unas cuantas cuadras detrás del incidente.
Algunas personas hacían mucho ruido y otras corrieron a los niños a terminar de cruzar la calle, el conductor del automóvil bajo y observo estupefacto la parte delantera de su vehículo mientras yo observaba desde mi sitio algo apartado.
Las sirenas de la policía no tardaron demasiado en abrirse paso hacia la escena.
Movía mi propia expresión a ser estupefacta y sorprendida, tal cual mostraban las personas que caminaban a mi alrededor.
Debía mantenerme al margen de todo o terminaría metido en problemas.
Además de que todo esto solo provocaba la resurrección de viejas memorias que.. que realmente no quería que volvieran.
Me apresure en alejarme lo más rápido que pude, ya que las personas que habían presenciado habían sido pocas aún podía fingir sorpresa.
Pero aún quedaba algo que me confundía. Aquellos niños aún seguían allí, por supuesto algunos lloraban y otros no.
Pero aún de lejos mis ojos se aguaron al observar entre uno de ellos un rostro tan familiar.
Kacchan..
Porque por más que no quisiera volver a su dimensión y pensará que no tiene nada bueno que recordar de ella, nunca podría ignorar a Katsuki.
Se veía idéntico al pequeño niño hiperactivo que conoció de pequeño, casi se sintió de nuevo en su niñez y perdió todo rastro de culpa en su mente.
Reaccionó al pensar que ese no era su Kacchan, que esa no era su dimensión y ese Katsuki no era quien conocía.
Un intento de sonrisa tiró de los extremos de sus labios, puesto que hacía ya muchos años que no hacía una, no tenía algo para que usarlas.
De pronto comenzó a sentirse nervioso al mismo tiempo.
Olvidando lo que había estado pensando hacía tan sólo un instante.
#$&$#
Observe hacia todos lados reconociendo la calle.
Mis manos temblaban dentro de mis bolsillos y me sentía algo nervioso, como hacía muchos años no lo sentía.
En este sitio estaba rememorando muchas cosas.
Estaba caminando por las calles menos transitadas en un intento de que la gente dejara de verme de fea forma o de forma extraña.
Aunque no podía culparlos a pesar de que era común ver personas híbridas de gatos, perros, personas con extremidades de más o incluso personas extrañas completamente hechas de agua.
Las únicas personas que tenían muchas marcas o cicatrices eran los villanos o lo héroes en su defecto.
Y como no soy un héroe en este lugar.
Era inevitable.
Y sin darme cuenta termine adentrándome en una calle que me era muy familiar.
Demasiado.
Mis pies siempre me guían inconscientemente todo el camino de vuelta, sin importar todos los años que hayan pasado.
Mis ojos cansados observaban los alrededores algo nostálgico.
Después de todos estos años..
Me detuve frente a las pequeñas rejas.
..Aún recuerdo cómo volver a casa.
Quedé estático con mi vista puesta en la casa en la que había crecido, y en la que había perdido todo.
Cerré un poco mis ojos e intente apartar mi vista de ese sitio, pero me era imposible.
Escabulli mi mano derecha detrás del nudo que había hecho con mi cabello largo.
Suspire y cerré un momento mis ojos.
Todo esto parece un bonito sueño.
Más no me pude evitar sobresaltar al escuchar repentinamente la puerta de esa casa específica siendo abierta.
Me sorprendí de una forma bastante vergonzosa y termine cayendo al suelo sentado, mientras observaba atónito a una mujer muy joven salir de allí.
Venía hablando con una persona, pero nuestros ojos se encontraron por casualidad.
- ¡Oye!, ¿¡Estás bien!?
- Mamá...
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Humo por todos lados.
Restos de cenizas y escombros.
Sangre salpicada por todos lados.
Cuerpos a lo lejos.
Manos rojas.
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- Disculpe, estoy bien. - Mi mano izquierda rasco nerviosa mi nuca y apenas sonreí avergonzado y nostálgico. - Sólo tropecé, no se preocupe.
- Oh, entonces me alegro que estés bien. - La joven mujer me sonrió cariñosamente observando mi rostro desde abajo, ya que le sobrepasaba demasiado en altura ahora.
- Gracias por preocuparse y disculpe los inconvenientes. - Incline mi cuerpo aún avergonzado de observarle sin que alguna lágrima se me escapara.
- No te preocupes. - Ella sólo volvió a sonreír dejando que le observé unos instantes más.
- ¡Inko! - Un hombre salió por la puerta de la casa algo apurado. - Ya tengo que irme. - Y caminó hacia donde estábamos nosotros, provocando en la mujer una exclamación de sorpresa.
- Esta bien, que tengas un buen día Hisashi. - Ella se acercó al hombre y le dio un beso, que no observe, y luego lo abrazó antes de acompañarlo de nuevo hacia la reja en la que aún estaba parado como un inconsciente. - Tu también ten un buen día. - Ella ahora me observo y me sonrió.
- Usted igualmente. - Me incline y luego les salude a ambos con la mano antes de irme en el sentido contrario de la calle.
Ese hombre... Ese nombre..
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Pregunté en un par de tiendas al azar en las que podía deducir que podrían necesitar un ayudante, pero pareciera que mi apariencia es algo intimidante.
Con cicatrices en los brazos y algunas trepando por mi rostro, creo que les doy la razón.
¿Trabajar en negro podría ser mi solución?
Ya que no podría armar un currículum porque mis datos en este mundo aún no están del todo "Actualizados".
Por haber visto a un pequeño Kacchan imagino que en éste año tengo por lo menos cuatro años, aún esperanzado por conseguir un Quirk.
Pero me pareció extraño no verme en el grupito en el que estaban los niños que solían jugar con Kacchan.
¿Podría ser que no tengo que encontrarme por ninguna razón con mi "yo" de esta dimensión o mundo extraño?
Incluso en casa.. en casa de Inko no había rastro de un mini yo, aunque simplemente podría haber quedado dentro, extraño que no saliera a despedir a su padre.
Debería tener cuidado por si la información que había regada por todos lados no era del todo falsa.
Evitare encontrarme conmigo mismo por las dudas.
No quiero que un agujero negro me trage o que el universo explote.
Hice una expresión desagradable al pensarlo.
No debería pensar en esas cosas.
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Quizás hoy no es un buen día para buscar trabajo, de todas formas aún no me es del todo importante.
Me había acostumbrado demasiado tiempo a no comer muy seguido.
Aunque aún me quedan el resto de mis necesidades básicas para pensar.
En el momento no son urgentes.
Observaba a mi alrededor, buscando lo que normalmente debería haber en la ciudad; Héroes.
Pero no había observado ninguno desde que había llegado, eso sí me sorprendió, aunque no estoy tan familiarizado con los hechos que ocurrían en la ciudad cuando era más pequeño.
Dependiendo en qué fecha hubiera caído; en unos meses o un año más o menos estaría al tanto de todos los hechos que sucederían en la ciudad.
¿Incluso en este mundo recibiría One For All?
No estoy realmente seguro de que pensar sobre ello, ya que nunca se mantuvo una información específica de que sucedían con las realidades o mundos alternos y los sucesos iguales o diferentes entre sí.
¿Incluso All Might estaría en esta ciudad en estos momentos?
Sería un punto bastante válido de pensar, ¿Podrían encontrarme con él frente a frente?
La nostalgia pinchaba mi pecho pensando en la probabilidad.
Fruncí el ceño ante el sentimiento, estaría tan molesto conmigo el All Might de mi mundo si me viera ahora.
Me detuve de todo movimiento y me clavé al suelo.
Levanté mi vista y observe realmente en donde me había detenido.
- ¿UA?
Otro lugar al cual llegaba por instinto después de todo.
Las puertas y muros se veían realmente iguales que de donde vengo, por lo tanto no deberían de haber cambiado la apariencia en muchos años.
Las puertas estaban abiertas pero no era tan idiota como para intentar meterme allí con toda la cantidad de héroes profesionales que trabajan allí, no que no pudiera pelear e intentar ganar, sino que estaba manteniendo lo mejor que podía un perfil bajo luego de lo de la mañana temprano.
Y a lo lejos los niños de la UA parecían estar llegando así que era el momento perfecto para hacer una retirada normal.
- ¿Viene a inscribirse en las instalaciones?
Su propio nerviosismo de la niñez muy pocas veces recordaba que se le escapara y éste era el peor momento.
Conocía esa voz.
Giró su cuerpo de nuevo a la entrada y bajo sus ojos al suelo, justo allí en los límites de UA se encontraba aquel problemático ser.
Nezu.
- Eh, no. - No se le ocurría una mentira que este ser inteligente no pudiera desenmascarar.
- ¿Entonces, observa la estructura?
El pequeño animalillo era demasiado inteligente y sólo lo estaba cotilleando para que se pusiera nervioso y se fuera.
Pero sabía que parecía un preso o un villano así que estaba cien por ciento seguro de que el ratón extraño sólo estaba tomando tiempo para que llegarán los profesores y lo echarán sí no se iba.
- En realidad sí. - Realmente no pensó bien sus palabra cuando observo de nuevo las instalaciones tras la pequeña espalda del director de la UA. - Es un lugar nostálgico.
Con sus palabras dichas sin sentido y por error simplemente giro a su derecha y comenzó a caminar sin querer dar más cuerda a las muñecas del asunto.
Sólo iba a provocar más problemas si continuaba hablando en la entrada de la Academia con el director que se notaba no lo quería ahí, mientras entraban los alumnos.
Paso zigzageando niños de la UA mientras tomaba un camino diferente hacia algún sitio diferente.
No creía que lo fueran a arrestar o algo parecido si no atacó civiles, ni ahora ni antes si alguien había conseguido verle mientras detenía aquel auto en movimiento.
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Había pensado en que podría conseguir un trabajo en negro más fácil que uno en blanco, e hizo el intento ya que aún le quedaba mucha claridad del día por delante.
Aunque no sabía aún en qué lugar podría conseguir algo siguió paseando por la ciudad.
Aún la gente lo observaba de forma extraña a pesar de que ya era medio día, pero fingió no notarlo, porque lo dio como que era inevitable.
Ellos no sabían qué había pasado para quedar de esa forma, ellos no estaban acostumbrados a pensar en cosas fuera de su tranquilidad aquí.
Cruzando las tiendas de conveniencia cerca de las calles menos transitadas noto que habían varias vacantes en los negocios de ropa, pero no creía que realmente le dejarán trabajar por allí.
Por continuar con el camino Deku comenzó a pensar de nuevo en su hogar, aunque ya no era uno como tal.
Era un pensamiento distante.
Aún extraña a todos, mucho a su madre y a All Might, pero no quiere pensar en eso.
Debe adaptarse al Aquí y al Ahora.
No creo que pueda volver y no quiero volver.
Aunque resulta que las dimensiones paralelas existen no tiene una verdadera razón para quedarse más que la de no querer irse.
A pesar de todo.. No quiere volver allí.
Allí donde nunca estás en paz, donde nunca hay silencio y donde jamás habrá un hogar.
Quisiera no estar aquí tampoco.
Suspiro de nuevo intentando dejar todo eso en la parte de atrás de su cabeza, no valía la pena pensarlo demasiado.
En callejones demasiado alejados terminó caminando cuando se dejó caer sobre la pared, exhausto de pensar demasiado.
Se le era inevitable desde que era joven, pensar demasiado las cosas intentando encontrar una respuesta o intentando resolver la incógnita que abarcaba sus preguntas.
Suspiro cansado cerrando sus ojos mientras golpeaba su cabeza con la pared.
- Es demasiado..
Un ruido a su derecha le obligó a voltear por sus instintos muy entrenados y desarrollados, sus ojos verdes filosos y estrechos observaron lo que fuera que hubiera hecho ruido.
Detrás de un basurero grande y verde se asomaban un par de piernas pequeñas con zapatillas negras de niño.
¿Había un niño allí?
¿Estaba siendo perseguido por alguien o quizás estaba siendo acosado por otros niños?
Con sus instintos débiles por los niños, recordando demasiado a Eri y Kouta detrás de sus ojos, se colocó de pie y se acercó de forma lenta intentando no asustarlo como parecía hacerlo con las personas en las calles desde que llegó sin avisar a la ciudad.
- ¿Estas bien? - Probó con su voz baja, como cuando recordaba salvar niños en edificios a punto de caer y ellos estaban aterrados por lo que fuera a suceder.
Dando un par de pasos más terminó encontrándose con un niño hecho aún más un ovillo junto al basurero, observando a primera instancia los brazos y las piernas descubiertas por el pantalón corto, quemaduras.
Se asustó y de inmediato toqueteo los bolsillos de su propio pantalón buscando vendas, resultaba que era experto en obtener heridas por las cosas más pequeñas.
Saco dos rollos de vendas e intentó acercarse luego de agacharse.
- Tengo unas vendas.. - Habló bajo y tranquilo mostrando sus manos abiertas con las vendas captando la mirada del pequeño. - ¿Puedo vendarte.. Si quieres?
El niño salió un poco de su rollo y me observó, analizando primero como me veía antes de intentar dar un buen paso para verlo completamente entre las sombras del callejón.
Estaba a punto de dejar los rollos en el suelo e irme, porque siendo honesto no me veía como una buena persona en absoluto.
- Te dejaré las vendas y me iré si quieres.. - Solté en un susurró apartando mis ojos para no incomodarlo.
Pero grande fue mi sorpresa cuando sentí un calorcito reconfortante en mis dedos y mi palma, volví mi vista al frente observando sorprendido, pero no que el niño se hubiera acercado, sino quién era.
- Touya..
KHR x FNAF
Tsuna es empujado al fondo del traje robótico, y a pesar del miedo por la obligación bajo intimidación, sabía que pronto se terminaría, siempre terminaba luego de pasar por cosas feas, sabía el proceso. (Esta vez no fue así)
Pero... cuando las manos grandes de los otros niños colocaron las piezas por completo algo no estaba bien.
En su cabeza comenzaron a sonar alarmas fuertes y escalofriantes advirtiendo de algo muy malo, y esas mismas campanas se detuvieron y lloraron de alguna forma en su cabeza.
No terminó nada bien.
Veinte minutos después los abusadores estaban corriendo por la noche hacia sus propias casas en busca de refugio, ellos no estaban allí, ellos no estuvieron allí.
¡Ellos no mataron a Dame - Tsuna!
El traje estaba en el depósito por una razón, demasiado usado, demasiado viejo, demasiado antiguo.
Los cables, engranajes y fierros fuera de su antiguo lugar buscaron hacerse un hogar y pertenecer al cuerpo de un niño que apenas acariciaba la adolescencia.
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Hay un aterrador prefecto que mordió hasta la muerte a un grupo de adolescentes que fueron los últimos en ver a cierto animalito de su territorio.
El animalito no apareció por el resto de la última semana.
(Él ya estaba aterrado por lo que pudiera haberle pasado a su animalito)
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Estás perdido en este lugar.
¡Y sigues vivo!
No puedes escapar de esto.
¿Eres amigo o enemigo? Eso no lo sabemos.
(Depende de quien esté preguntando)
¡Quieres salir! (No vas a poder)
Estás atrapado.
Entre libertinaje mecánico y desprecio total, no puedo ni contar hasta diez.
¿Cuándo era mi cumpleaños? No puedo recordarlo cuando sólo eran recuerdos de muerte arrastrándose por mis brazos, bueno antes eran brazos.
Pero estas infestado por una máquina de tortura.
¿Te conozco de antes? (¡HIBARI!)
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Hibari lo lleva a su casa, allí lo mantendrá seguro, van a averiguar qué sucedió y qué pueden hacer por su animalito con poca memoria.
Parecía aferrarse desesperadamente a él, su recuerdo más fresco. (No le molestaba específicamente)
Todo iba tan bien como se podría decir, excepto que no comía a pesar de poder respirar (Y quería) y parecía no querer perderlo de vista.
El problema vino en la noche. (La primera noche)
Siempre fue de sueño ligero, así que el más mínimo cambio en su territorio podría despertarlo, imagínate pasos pesados y golpes en puertas bastante delgadas.
Se salió del futón, acortó la distancia y abrió la puerta en un parpadeo, sus ojos se aguaron como se secaron en un instante, un Tsunayoshi petrificado y terroríficamente despellejado dentro del traje robótico lo enfrentaba justo fuera de su puerta corredisa, a través de la mandíbula.
¿Qué puedes decirle?
(No puedo dormir)
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No recuerdo quienes fueron, ¿En quién puedo confiar? (Sólo tú, sólo tú, eso dice) La intuición))
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- Me gustarían las luces encendidas, por favor.
Hibari le permite con un asentimiento mirándolo a los anaranjados puntos brillantes que lo miran hacia abajo desde una altura un poco mayor que la propia suya.
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Un traje de conejo anaranjado rayando el óxido, un trabajo en proceso y casi terminado.
(Muy certero, ¿No crees?)
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Sigo todas tus reglas.
Pero cuando oigo un golpe que yo no hice miró hacia afuera y está lloviendo.
Ya no es lo mismo, ya no puedo sentirlo.
Ni el calor del sol.
Los rayos ahora me dan miedo, pero las tormentas ya no.
¿Por qué siento que ya no soy el mismo?
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(Intentan atacar la residencia Hibari cuando el Jefe no está, pasan a los guardianes de traje que son muy pocos.
Pero no cuentan con los adolescentes, los subestiman por ser aún "niños".
Lástima que estos niños están liderados por la mano derecha del jefe, quien es la segunda y otra única persona (Aparte de Hibari) en saber de la existencia de cierto niño inútil.
Los ataques grandes de la Yakuza, la Mafia, y demás terroristas eficientes suelen suceder de noche, con algunas pequeñas excepciones.
El mecanismo de defensa en la casa Hibari es apagar las luces.
Tsunayoshi, por favor.)
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(Iemitsu)
Reborn llega a la casa Sawada por la tarde, una mujer, que debía ser sin duda la mujer del tonto bakamitsu, abrío la puerta y sonrió amablemente, una de sus manos en su mejilla.
- ¿Te has perdido querido? - Él sonrió igualmente.
- Soy un tutor de casa que puede convertir a tu hijo en el líder de la siguiente generación. - Ella pareció emocionada y no preguntó nada, hizo un gesto y lo invitó a pasar.
- Tendrás que disculpar, pero Tsu-kun está en la casa de un amigo por un tiempo estudiando duro por los exámenes. - Reborn tembló un dedo, aún no era época de exámenes. - A Tsu-kun le cuesta un poco la escuela y últimamente se hizo un amigo, así que estudian juntos ahora, aunque no me parece malo que también tuviera un tutor. - Planto su mirada en ella y aún así no vio rastros de mentira en sus gestos, eso le levanto una bandera, el estúpido jefe del Cedef apenas le había dado una hoja con los nombres y un par de palabras tratando de describir a cada uno. Se suponía que el niño no tenía amigos. - Aún no sé cuándo volverá, Tsu-kun.
- Está bien, puedo esperarlo. - Peino una de sus patillas pensando, la mujer aplaudió y sonrió más hasta casi partir su rostro.
- Puedes quedarte en la habitación de Tsu-kun, ¡iré a hacer el almuerzo!
La perdió de vista en el pasillo que llevaba a lo que parecía el comedor, mientras él pensaba.
¿Qué amigo?
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Canciones pensadas:
(Fnaf song - you can't hide. / Look at me now. / Gonna pretend. / I got not time. / Save me. / Run boy run.)
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